Memorias, diarios y crónicas

48 FRANCISCO JAVJER MARIATECUI estaba concluída, apenas estaban los viñateros en vendimia ¿de dónde salieron esos aguardientes? ¿Eran de la cosecha pasada? Pero ésta fue tomada antes, según Ramírez y el autor. Hubo tal vez rezagos y esas quinientas botijas pertenecían a esos rezagos; ¿pero se habrían llevado a Caucato, a la hacienda de un español detestado por su orgullo, por sus negras acciones, por su encarniza– do odio contra los patriotas? Nadie habría depositado valores, cuando el lugar del depósito era tan expuesto al furor del popula– cho. Era tal el castigo que se imponía a los negros, que los amos de esta capital amenazaban a sus criados con mandarlos a Caucato. Los recursos que necesitó San Martín eran víveres y ni Pisco ni lea son lugares de víveres. Pueblos de viñateros, solo producen vinos y aguardientes y pocas menestras para su consumo, surtiéndose en mucha parte de las del valle de Chincha. Las carnes, papas y quesos les venían de la sierra. El General Ramírez no debía ignorar esto, pero escribía a ministros españoles, ministros tan ignorantes de lo que son estos pueblos, que viendo lo que costaban los azogues de Huancavelica en Potosí, para disminuir los costos de transporte y tener más ganancia, ordenaron que se remitiesen por mar, embar– cándolos en el lugar de su producción y desembarcándolos en Potosí. Nada hay de cierto en la comunicación de don Juan Ramírez, y nos admiramos que sobre ella nada diga el autor de la historia. El historiador debe referirlo todo con crítica, después de un exa– men concienzudo de los hechos y sus comprobantes. Es el segundo: "Que San Martín manejó tan diestramente la intriga y las ofertas, que pronto se vieron sus buenos resultados, con el paso de 'Numancia', con el levantamiento de Trujillo y Piura, con las insurrecciones de Huamanga y Jauja y con la discor– dia que existía entre los mismo jefes españoles".(i) Si la discordia entre los jefes existía, no podía ser efecto de las intrigas y ofertas de San Martín, y en verdad que hubo discordias y desavenencias entre los españoles, pero esas discordias, de que sacamos ventajas, no pueden ser atribuídas a San Martín; venían de muy atrás y provenían de las opiniones. Los amigos de La Serna y secuaces eran liberales de España y opuestos a la Constitución Pezuela y sus [(i) Este texto está tomado del de Paz Soldán, pero la transcripción dista de ser literal, sin embargo da una versión bastante aproximada de lo expresado por Paz Soldán (Op. cit., pág. 137).]

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