Memorias, diarios y crónicas

ANOTACIONES A LA HISTORIA DEL PERU INDEPENDIENTE 51 ANOTACION X II Revolución de los españoles contra el Virrey. Refiere el autor de la historia, en el mismo capítulo VIII, todo lo relativo a la revolución que una parte de los jefes españoles hicieron contra el Virrey Don Joaquín de la Pezuela y a la conduc– ta de los jefes realistas. No me atañe defender ni atacar ese movimiento, la historia pronunciará su fallo, si fue útil o no a la causa española. Lo cierto es que la revolución fue un atentado, la oposición al Virrey un crimen, una falta de subordinació n; y que fútiles y sin fundamento fueron los pretextos que para cohonestar el hecho se alegaron. No era capaz Pezuela de desempeñar bien el puesto; carecía de las dotes necesarias para llevar el timón de la nave en tiempo tan tempestuoso y en mar llena de escollos; la culpa era de quien lo nombró, de la corte, de Fernando y de sus ministros. "No quería atacar a San Martín, atacándolo, el triunfo era seguro; equivoca– ción". U) San Martín tenía el mar, los pueblos todos en su favor, comunicaciones seguras, y los patriotas no se descuidaban y avisa– ban cuanto pensaban hacer sus enemigos. La tropa de éstos estaba minada, los soldados descontentos; había en todos los cuerpos trabajos como en el "Numancia", y sólo la arrogancia española podía cegarse hasta desconocer el estado en que se encontraban. Ya sobre esto tengo dadas noticias y daré otras más. Para evitar los españoles las malas consecuencias de la poca capacidad de su Virrey, obligaron a éste a formar una junta que él mismo presidía, pero en la que sólo tenía la facultad de emitir dictamen, no la de decidir, y con la obligación precisa de seguir lo que los vocales acordasen. Fue esta medida una degradación del Virrey, una privación de sus facultades, constituyéndose los jefes que la componían, o al menos su mayoría, en árbitros de la suerte del Virrey y del Perú. Quedaba éste responsable ante su corte; ellos sin responsabilidad mandaban. Pero ni aun esto les contentó , y la degradació n y postración del que representaba al Monarca era nada; necesitaban su deposición y lo depusieron. Empezaron los conquis– tadores matándose unos a otros por la guerra civil entre los Pizarros y los Almagros y era necesario que acabasen por dividirse entre [U) Esta no es una transcripción sino un resumen del contenido del texto de Paz Soldán, que lo podríamos situar en las págs. 138-14 1.]

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