Memorias, diarios y crónicas

ANOTACIONES A LA HISTORIA DEL P ERU INDEP ENDIENTE 57 es, pues, lo de que los bloqueadores se entregaron a vergonzosas especulaciones. Como en este capítulo que anotamos, se extiende el au tor sobre las negociaciones de Punchauca, me veo precisado a referir dos omisiones sustanciales de ese periodo y que servirán al historia– dor para dar valor a los motivos que o bligaron a los dos partidos beligerantes a ent rar en esas conferencias. Fueron los españoles los que de ellas sacaron ventajas; y si sufrieron un golpe de consideració n, no fue de par te de San Martín ni de su ej ército, fue de los pat rio tas del campo, sin que hubiesen sabido lo que se iba a ejecutar y ejecutó con una maestría propia de hombres más avisados, D. Inocente Zárate, natural de T rujillo y mayordomo de la chácara del tío de Riva Agüero. Acometió una empresa que ignoramos nosotros y de la que t uvimos noticia des– pués de realizada. La referiré después. Quisiero n los españoles conseguir un armisticio , con el obj eto de t ratar de introducir víveres de que carecían completamente, y aprovecharon de la llegada del comisario Abreu. Entablaron con fe– rencias, pero sin el ánimo de realizar nada y trataron de evacuar la ciudad en el caso de no lograr su intento. Concedido el armisticio procuraron mandar agen tes a la sierra para traer ganados y comesti– bles; pero no lo consintieron los guerrilleros, ni hubo americanos que se pres taran a salir a la sierra. Si uno que o tro lo inten tó, el resultado fue que los mon toneros no consintieron en ningún mane– j o; que sostuvieron el asedio y que el consejo de no permitir introducir víveres, fue dado y ejecutado . San Martín quería en las conferencias la independencia con un monarca de la casa de Bor– bón ; el Virrey prefería la destrucció n de estos hermosos países a su independencia, aun baj o el mando de un príncipe de la casa real -y ese era también el querer d e las Cor tes- . Ni podía esperarse otra cosa de la infatuación española, de las ideas que sus hombres públicos ten ían de las cosas de por acá y que no debió desconocer el autor al escribir sobre estos sucesos. Para muestra de lo poco que los españoles nos conocían y sabían de estos lugares, no hay mas que recorrer los diarios de las Cortes. En la sesión de 29 de julio de 1820, se trató de conducir efectos a estos países y sacar retornos en buques con pabellón que no fuese español; y a pesar de que la mayor parte de la América estaba en insurrección, de que ten ía abiertos sus puertos al comercio extranjero, declarado libre, del que recibía lo que se necesitaba,de que los buques españoles no

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