Memorias, diarios y crónicas

ANOTACIONES A LA HISTORIA DEL PERU INDEPENDIENTE 61 por leídas por la vez primera. Igual suerte cupo a propos1c10nes del señor Arispe, que tendían al mismo fin, presentadas en la sesión del 26 . En la sesión de 18 de marzo de 1822, no los americanos, sino un diputado español, el de Sevilla creo, señor Sánchez, presentó las proposiciones que creyó conveniente para salvar, si no la soberanía sobre América, algunas ventajas al menos. En su exposición aludió a los enviados, llamados comisarios, y se expresó así: "¿Qué fruto producirán las Comisiones últimamente acordadas para oir y trascri– bir a la metrópoli las quejas de Jos americanos? En mi opinión, lejos de ser medida saludable y provechosa, no descubro en ella sino males más que probables. Tan luego como los comisionados den a conocer lo limitado de su encargo y sus facultades, serán despedidos y renovado el vejamen que ya hemos sufrido en iguales ocasiones, aun cuando no era tan general la revolución. Conocida entonces nuestra resistencia a emanciparlos, se acabaron las conside– raciones que ha aparentado Nueva España a favor de nuestro co– mercio". (1) ¿y qué logró ese diputado? Lo de siempre : primera lectura. Pero como las proposiciones eran de un español, el secretario agregó que tendría el mayor cuidado en darle segunda lectura, lo que jamás mereció toda la diputación americana. La Comisión, que no tuvo por conveniente evacuar su informe sobre lo pedido por los americanos, informó sobre la proposición de Sánchez, ¿y en qué términos? "Que se diga al Gobierno que informe inmediatamente". El informe que al fin se emitió, y las discusiones a que dio lugar se leen en las sesiones de 25 a 26 de junio de 1822. Preguntó durante la discusión Alcalá Galeano, si los comisionados irían autorizados para reconocer la Independencia. Se le contestó que irían autoriza– dos para oir proposiciones pero no para reconocerlas; a lo que repuso el primero: si eso es así, es inútil enviar comisionados sin esa autorización. Lo que más admiró en esta sesión fue el discurso de don Joaquín María Ferrer. Conocía la América, había residido muchos años en esta capital y fue considerado por sus ideas liberales. Pero este caballero me confirma más en las mías, de que para la América son menos malos los serviles que los liberales. Incansables los diputados de América no cesaron de clamar porque el Ministro presentase a las Cortes las medidas que se considerasen más conducentes y oportunas para conseguir la tran- [(!) No hemos podido verificar esta transcripción.]

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx