Memorias, diarios y crónicas

ANOTACIONES A LA HISTORIA DEL PERU INDEP ENDIENTE 63 drían en marcha llevándose presos a los no comprometidos, que éstos serían dejados libres a las cuatro leguas de marcha; pero creían necesario que una fuerza veterana aunque pequeña, se acerca– se con los guerrilleros para protegerlos de los que saliesen en su persecució n y tal vez de la dispersión de los soldados. San Martín lo ofreció todo, lo avisó a los comprometidos y dio órdenes para que el "2 de Chile" viniese a las goteras de esta ciudad. Recibió entre tanto las comunicaciones de La Serna y los ofrecimientos de tratar, cuando llegó el comisario Abreu; aceptó lo que el Virrey proponía y dio ó rdenes para que el Coronel Aldunate retrocediese después de avanzadas dos jo rnadas y cuando ya había comenzado el rodeo que esas tropas tenían que hacer para favorecer el movimien– to. Escribió entonces a Corbalán, que no conven ía po r entonces el pronunciamiento, que lo retardase hasta que le diera el aviso de su oportunidad, y que mientras tanto esperase. El capitán en jefe del movimiento y todos los que lo secundaban se indignaron , se queja– ro n del abandono del General que los dejaba comprometidos y expuestos a mil riesgos, y juraron al punto no comprometerse con un hombre de quien ya desconfiaban. Corbalán sirvió a los españo– les hasta Ayacucho, retirándose después a Córdoba su patria, donde murió. González se quedó en ésta y tomó servicio en el Ejército Libertador. El plan formado por Corbalán y sus adictos habría sido secun– dado por compañías de otros cuerpos, aprovechando del desorden que la noticia de la revolución de los chilotes iba a producir ¿y quién es capaz de calcular lo que habría resultado? Tal vez en ese día se hubiese completado la Independencia peruana. Cuantos males ha sufrido el Perú, provienen de la idea que se tuvo de monarqui– zarlo. Referido lo que el Virrey ganó con los tratados y de lo que debe tener constancia el autor, que asegura conservar los papeles de ese tiempo, concluiré esta anotació n con la pérdida que sufrieron entonces nuestros enemigos. Celebrado el armisticio entre La Serna y San Martín, descui– daron mucho los españoles su vigilancia, y careciendo de pastos para los caballos, los mandaron a la hacienda denominada Mayoraz– go, contigua a Melgarejo en el valle de Ate. El mayordomo de este último fundo era Inocente Zárate, trujillano, muy atrevido y muy patriota. Se bautizó con el nombre de Gavilán para q ue no se le diese otro en las muchas y arriesgadas empresas que acometió. Venía a las inmediaciones de la ciudad, traía correspondencia,

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