Memorias, diarios y crónicas

ANOTACIONES A LA HISTORIA DEL PERU INDEPENDIENTE 67 Martín y a su ejército, es una verdad, que nadie negará, como lo es también que nada se habría hecho en tierra sin la cooperación de la escuadra en el mar, siendo para esa escuadra un personaje indispensable y su verdadera alma, el Almirante Lord Cochrane, debiéndose a su valor y pericia, a la confianza que inspiraba y al respeto que infundía a las tripulaciones, el que sufriesen los marine– ros lo que sufrieron, que esperasen las pagas y premios, como esperaron, y que hicieran todo lo que hicieron. Y sin los patriotas del Norte que se sublevaron, sin los recursos y gente que proporcio– naron, San Martín se habría reembarcado y fracasado la expedición. Y sin el patriotismo de los limeños, sin sus trabajos, sin el paso del "Numancia" que fue su obra, sin la deserción de los soldados peruanos, deserción que organizaron, sin los avisos que diariamente daban, sin las guerrillas que crearon, perdido era el ejército que desembarcó, inútiles los gloriosos hechos de la escuadra, estériles los sacrificios de los pueblos del Norte; y el Virrey triunfaba, y la causa de los enemigos no sucumbía y los peruanos habrían derra– mado a torrentes su pura sangre para saciar el encono y furor españoles. La desocupación de la Capital fue debida a San Martín y a su ejército, a la escuadra bloqueadora, a la sublevación de las provincias y al patriotismo de estos pueblos y de los del Oriente ya sublevados, a la abnegación y sacrificios de los patriotas de la Capital. Faltando uno solo de estos cuatro elementos, el plan habría fallado. Al abandonar La Serna la capital, San Martín y los patriotas habían logrado un gran bien, y estuvo conseguido el plan de la campaña; pero sin el asedio de los guerrilleros todo falseaba. San Martín y su ejército debieron sólo al hambre que el Virrey saliese de Lima, foo debía en el estado en que se hallaba salir inmediatamente y perseguir a los que se retiraban, para termi· nar de un golpe la guerra? Duda fue ésta que a todos ocurrió, y pregunta que todos se hicieron. Hubo entonces pareceres encontra– dos; y querían unos que saliese en persecución del enemigo, otros que se rehiciera, y que rehecho emprendiese nueva campaña. La situación de San Martín era mejor que cuando desembarcó; sin embargo, yo no creo que hubiese sido prudente emprender entonces la persecución del enemigo, en el estado en que el ejército se encontraba. ¿Qué habría sido de San Martín si acomete, a fines del año 20, cuando desembarcó en Pisco? El éxito era incierto y probablemente habría sucumbido. Con el plan que adoptó, triunfó. En lo que San Martín procedió mal y dio pasos falsos fue en

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