Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
110 MARIANO TORRENTE frente; i aunque recibió al principio algun contra te, fue éste sin em– bargo el mas poderoso estímulo para desplegar todos los recursos de su bizarría é ingenio, único medio de parar los golpes de la adversa fortuna_ Electrizados sus soldados con tan noble i animoso ejemplo, volvie– ron de su primer estupor, i arrojándose ciegamente sobre los contrarios les infundieron un terror pánico que los puso en vergonzosa clisperion. Doscientos cadáveres, entre ellos los del comandante Manuel Peredo i otros cabecillas, 156 prisioneros, l cañon de a dos 70 fusiles 25 sable 3 cajas de guerra, multitud de flechas, i algunas municiones, mucho ca– ballos i monturas fueron los trofeos de esta memorable jornada. Todo parecia que concurría á dar solidez al dominio del Rei en e ta parte de América . Habían desembarcado en noviembre en Huacho una compañía de artillería i 114 hombres del regimiento del Infante don ár– los, procedentes de Panamá; i en el mes siguiente llegaron al puerto del Callao con igual procedencia ótros 200 hombres del citado regimiento. Las tropas del brigadier Olañeta, que formaban la vaflo<TUardia del ejército, salieron á ·recibir á su nuevo general en gefe don José la Sern~ con las sienes cubiertas de preciosos laureles ganados en Yavi el día 15 de noviembre, que fue el inmediato al que tomó aquel posesion de su mando. Este sangriento i reñido combate costó el enemigo la pérdida del famoso marques del Tojo, que fue hecho prisionero, la de 36 oficiale ~ 340 soldados, 300 fusiles i cuantos víveres i equipages llevaba aquella malhadada columna. Para destruir completamente el foco de la insurreccion en la pro– vincia de Santa Cruz, que había sido constantemente el asilo de todo. lo prófugos i dispersos, se neceaitaha dar un golpe decisivo al caudillo Barne que ejercía en ella su desvastador influjo: el bizarro Aguilera cargado de trofeos, conseguidos recientemente contra Padilla i Gonzalez, dió ejccu– cion á la última parte del plan que le hahia trazado el señor Pezuela qu era la del total esterminio de este envalentonado insurgente no meno feroz que los que hahian sucumbido á los irresistibles golpe de su brazo. La fortuna escuchó propicia los votos de aquel denodado guerrero. i premió con prodigalidad su confianza i decision. Lo rebelde hicieron una desesperada defensa que sirvió tan solo para ilustrar el triunfo del vencedor: ochocientos de ellos quedaron tendidos sobre aquel campo de sangre i de desolacion; el formidable Barnes exhaló el postrer aliento en– tre montones de cadáveres; nueve cañones, una porcion con iderahle de fusiles i lanzas i cuanto poseían aquellas ho:rdas de almada cayeron en poder del vencedor, quien en medio del puro gozo de que rebo aba u alma por tan distinguida victoria, sufrió no poca afliccion al tender la i tn sobre los descalabros sufridos por sus valientes soldado . En tan memorable jornada espiró el genio de la rebelion. Si todavia quedaron con vida algunos caudillos obstinado , hubieron de refugiar e á las sierras i parajes mas escabrosos para salvarse de la victorio a espada
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