Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

116 MARIANO TORRENTE clase don arciso Martinez i don Juan de Santa Cruz al ver el desaliento d e su compañeros d e armas, fueron los demas hechos prisionero con toda la tropa, 6 cañones, 500 f usiles i otros varios pertrechos. Sorprendido el general en gefe con esta infausta noticia, dispuso que al momento saliese el brigadier Olañeta con una brillante columna sobre Oran, á donde se dirigian los r ebeldes, para que obrando en combinacion con otra á las órden es d el coronel Centeno, los persiguiese, i á toda costa recupera e la presa cogida en Humaguaca. Desempeñaron estas columnas con tanto acierto aquella comision, qu~ alcanzados los enemigos, sucum– bieron var ios de ellos al golpe de sus sables, otros fueron hechos prisio– ner os, se descubr ió el sitio en donde habían escondido la artillería, mu– niciones, i demas efectos tomados á los r ealistas, i fue rescatada una parte de la tropa, menos los oficiales que habían sido entregados á los indios, al parecer con el objeto de que fueran sacri ficados. Como el ejér cito se veía acosado en todas direcciones por los gau– chos durante la citada esp edicion, salieron varias columnas con la idea de despejar el camino: u n a de ellas fue confiada al capitan Sanjuanena con 200 hombres de Geron a ; pero atacado este valiente gefe por fuerzas mui superiores de la faccion de Güem es, f u e preciso enviar en su ausilio al bizarro gefe del estado m ayor gen eral, don Gerónimo Valdés, con cuyo oportuno ausilio f ueron completamente derrotados ]os enemigos i perse– guidos por el espacio de tres leguas. Habiéndose retirado Valdés á Jujuí con la caballería , pasó la infan– tería al mando de Sanjuanena á situarse en l a casa de los Alisos á fin de cubrir la a enida de Salta , qu e era el ú nico camino por donde podian caer los rebeldes sobre la retaguardia realista. Au nque Sanjuanena desalojó á los enemigos de dicho punto de los Alisos, fue atacado de nuevo al ama– necer del día siguiente por las mismas fuerzas ya reunidas con otras; pe– ro á pesar de la firmeza de sus ataques i de la obstinacion con que vol– vieron repetidas veces á la pelea, fueron constan tem ente rechazadas con pérdida de mas de 80 hombres. Desmembrado el ejército con las espediciones dirigidas sobre Oran no habían quedado en Jujuí sino 1600 h ombr es, i d e estos hahia uno 500 enfermos de tercianas, entre ellos el mismo general en gefe: apro e– chándose los enemigos de tan favorable coyuntu r a se presenltaron sobre aquel pueblo mas de 10 de ellos montados i armados de fusil, esperando que las debilitadas fuerzas realistas sucumbirían fácilmente por falta de caballos útiles á las vigorosas cargas que repetian d e dia i de noche sin darles un momento de descanso; pero la decision i f irmeza de aquellos valientes en medio de los graves peligros que los r odeaban , los hizo túun– far de sus contrarios á los que rechazaron cuantas veces tuvieron la osa– día de llegar á las manos. La pérdida de los insurgentes fue mui considerable numéricamente· pero mas sensible la de los realistas por la calidad de los sugetos: el co-

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