Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
124 MARIANO TORRENTE á condescender con el empeño de dicho general en conservar aquellas tro– pas, que le hacian suma falta; i por lo tanto llegó Canterac al Perú con olos 4 oficiales i 51 soldados habiéndose malogrado por este inesperado incidente 120.000 duros que costaron los fletes i estarías de los buques diri– gidos á Panamá para conducir á Lima la citada fuerza espedicionaria. Otro de los sucesos mas notables de este año fue la conspiracion pro– yec tada en la plaza del Callao por 96 oficiales prisioneros i 42 persona confinadas del reino de Chile, para asesinar la guarnicion, i con el apoyo de todos los detenidos en la misma plaza embarcarse en aquel puerto para el de V alparaiso. A visado el virei por uno de los 18 religiosos correspon– dientes á los confinados de Chile se tomaron las providencias mas acer– tadas para su averiguacion; pero no resultando contra los reos sino sos– pechas aunque vehementes, no fue suficiente la presuncion legal para proceder contra ellos, ni se pudieron tomar otra clase de medidas que las de aumentar la precaucion i vigilancia. Sin embargo de haber faltado al virei los refuerzos de Panamá, con los que contaba para completar la e - pedicion proyectada contra Chile á fin de salvar la mengua de la derrota sufrida por el presidente Marcó del Pont en el mes de febrero, deter· minó llevarla á efecto á todo trance, convencido de la necesidad urjente de reconquistar un país que era considerado como el granero del Perú. Como las victorias del brigadier Osorio habían sido tan rápida brillantes en el año 1814, creyó dicho virei que con igual facilidad vol– vería este mismo gefe á restablecer la autoridad real en aquel país . Las circunstancias eran sin embargo diferentes en todos sentidos: en la pri– mera campaña dominaba entre los insurjentes la saña de los partidos lo combatientes eran todavia bisoños en el arte de la guerra, i la táctica mui poco conocida; en esta habia union en los ánimos, los oficiales estrangero habian instruido perfectamente á las tropas rebeldes, i ya las misma e habian acostumbrado al fuego i á los peligros. Su comandante general era un genio emprendedor; sus talentos eran sobresalientes i sus conocimien– tos militares adquiridos al servicio del Rei de España le daban una mar· cada superioridad sobre los demas caudillos. Los enemigos pues que iban á combatir los realistas eran mas te– rribles que los de la batalla de Rancagua; hubiera sido tan imprudente el despreciarlos, como poco decoroso á las armas del Rei el temerlos. El triunfo contra ellos era seguro si se les presentaban fuerzas proximamente iguales; i aun podia esperarse la victoria con una tercera parte menos de gente, siempre que no se notase esta desigualdad en la artillería pertre– chos i demas ausilios, que se requieren para seguir sin tropiezo una pe– nosa campaña. Si bien eran obvios estos reparos, se creia sin embargo que el genio i la valentia de los realistas los allanaria fácilmente; tal vez el mismo Ordoñez contribuyó á que se formase en Lima esta idea tan halagüeña,
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx