Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 129 los principales caudillos de aquel partido Tomás Peña, Andrés Cacilla, Alejo Torrico, Andrés Ocaña i Francisco Chura. Aunque parecia que los golpes dados á principios de año por el bri– gadier Ricafort á los rebeldes de la provincia de Tarija debieran haber hecho desaparecer la revolucion de aquel pais, no fue asi por desgracia, sino que se vieron mui pronto levantar de sus cenizas nuevas gavillas contra las que fue preciso dirijir una columna al mando del coronel Vigil. Eran aquellas mandadas por los Uriundos i Rojas, i aunque habian lle– gado á reunir una numerosa chusma, toda ella se disipó apenas supieron la aproximacion de dichas tropas. Uriundo perdió bastante gente, algunas municiones, acémilas i efectos; pero Rojas volvió á rehacerse, i protegido por los indios, por la espesura de los bosques de San Luis, por alguna gente que le habia llegado de refuerzo del partido de San Lorenzo obligó á los realistas á retirarse sin que hubieran sacado mas fruto de sus esfuer– zos que el de recojer algun ganado. La espedicion que hizo en el mes de agosto contra los mismos cau– dillos i contra Espina, Castillo i Sanchez el entonces brigadier don José Canterac, que acababa de llegar al ejército del Alto Perú á desempeñar el destino de gefe del Estado mayor, que servia interinamente el coronel Valdés, tuvo un éxito mas feliz que el anterior. La fortuna no le aban– donó en euantos encuentros tuvo con los espresados insurjentes, habiendo sido el resultado de sus desvelos i fatigas la prision de 30 de ellos la muerte de otros muchos, la toma de 30 fusiles, dos cargas de municiones, 70 caballos ensillados, 100 acémilas, mil cabezas de ganado vacuno, é igual número de fanegas de maiz, de modo que quedó perfectamente restable– cido el órden en todo el inmenso territorio que se estendia de de Tarija hasta las poblaciones de la Nueva Oran. Empero por mas golpes que se diesen á la faccion de organizadora i aunque por algun tiempo pareciese hallarse el pais enteramente lihr de enemigos, volvian prontamente á la palestra nuevos campeones que tenian la osadia de presentarse hasta las mismas puerta de lo pueblo ocupados por las tropas del Rei. Noticioso el general en gefe de que el caudillo Femandez recorria los partidos de Cinti i de la Loma , i las doc– trinas de Santa Elena, destacó en su p r ecucion de de el cuartel gen ral de Tupiza á los coroneles don Gerónimo Valdés i don Fulg ncio Toro cu o dos bizarros gefes desempeñaron tan brillantemente su omision que todo los grupos de los rebelde fueron arrollados i per guido ha ta las orma del rio Pilcomayo, abandonando en su marcha porcion considerable d ganado vacuno, i dejando á todos aquellos pueblos una terrible leccion d lo poco que debian esperar de unos partidario , uya divisa ra el d Ól'– den, el robo i la cobardía. La sumision del indómito Mend z que tantos daño babia ca ado á las tropas del Rei, su entr ga pontán a al gen ral La rn , qui n
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