Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 135 ejército que por repetidas veces le habia hecho, i concederle licencia para regresar á la Península. De acuerdo con el virei Pezuela entregó dicho mando á fines de setiembre al general Canterac, entonces gefe de estado mayor del ejército. Puesto Canterac al frente de aquellas tropas en tanto que llegaba el ge– neral propietario, que lo era por disposicion soberana don Juan Ramirez entonces presidente de Quito, lo completó hasta la fuerza de 6.000 hombre bajo el mejor estado de arreglo i disciplina, i trató de distinguir la época interina de su mando con alguna accion brillante que ennobleciera u ca– rácter guerrero. Aunque el brigadier Olañeta habia hecho una feliz e pedicion obre Oran i arrollado las partidas insurgentes que babia podido alcanzar tra sin embargo quedaron en pie, las que rehechas tan pronto como regre ó aquel digno comandante iban tomando incremento, 1 adquiriendo una pu– janza que podia ser peligrosa sino se les cortaba los vuelos con oportunidad. Se estendian dichas partidas por los valles de Santa Victoria i de an Antonio de los Cobres; fue el mismo Olañeta dirigido obre lo prim ro i el coronel don Juan Loriga sobre los segundos. Antes que este último emprendiera la marcha trató Canterac d hacer una rápida correría por la Rinconada_ en donde egercia lo ma bárbaros atentados el caudillo Chorolque, titulado comandante general d la Puna. Atacada aquella partida rebelde en el dia 10 de diciemhr obtu– vieron los realistas por resultado de su arrojo la prision del mi mo audillo Ja de su muger i la de 24 facciosos; la toma de 17 fu iles una aja de guerra ~ varias acémilas i 2.000 cabezas de ganado lanar. Separándose el citado Loriga del cuartel general en 13 de diciemhr fue ocupado por él, el valle de Toro de Salta en el dia 20, i á su conti– nnacion el de San Antonio por el coronel don Agustin Gamarra despue de algunas ligeras escaramuzas. Aunque e ta columna no empeñó choque de consideracion por haberse puesto los rebelde fuera de u alcance con– siguió sin embargo el feliz resultado de vol er al cuartel gen ral con abun· dancia de carnes de que se empezaba á e perimentar una notable ca ez. La suerte proporcionó triunfos toda ia mayores á lo teni nt coro– neles don Antonio Seoane, don Baldomero Espartero i don Ca etano Ameller, dirigidos por el comandante general de la division intermedia coronel V aldés sobre los valles de Moo a en donde e abrio-aba 1 caudillo Chinchilla con otros cabecillas insurg nte . R unido Espartero i Amell r en los valles de Sicasica, i formando una fuerza de 730 homhr per i– guieron en distintas direcciones por el spa io de cin u nta i is dia á los citados insurgentes, i despues de continuas marchas por amino casi im– practicables, se consiguió finalm nt la muerte de lo do h rmano Con· treras, Andres Rodríguez Ramos Hervo o Gom z i de otro vario a– becillas, de cuyas partidas e tomaron asimi mo 85 prisioneros 2 añon
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