Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
136 MARIANO TORRENTE de á cuatro con sus cureñas, 77 fusiles, un gran surtido de municiones 1.000 cabezas de ganado vacuno i 3.000 ovejas. Estos hech os de armas, i otros de menor entidad, que por lo tanto se omiten, fueron los últimos que aumentaron el catálogo de los servicios prestados por los realistas del Alto Perú á las órdenes del general Canterac. Por su mismo relato se vendrá en conocimiento de que el genio de la se– dicion habia sido desterrado de todas aquellas provincias i encerrado en sus últimos confines i en los puntos mas ásperos é impenetrables. La persecu cion de dichos pr ófugos no alteró de modo alguno la paz de que se disfrutaba en el interior. Los intendentes recogian sin el menor tropiezo el producto de sus rentas r espectivas ; los caminos estaban despe– jados; los convoyes seguian sin el menor trastorno; las tropas descansaban de sus fatigas; Jos pueblos empezaban á olvidar los desvarios revoluciona– rios; los insurjentes de Buenos-Aires estaban dem asiado ocupados en sus discordias domésticas, i finalmente todo an unciaba la solidez del dominio español en aquella parte. No era tan lisongero el aspecto de los negocios en los puntos de la costa . Desde que el aventurero Lord Cochrane habia tomado á fines del año an– terior el mando de la escuadra chilena, se habia aprestado una espedicion marítima, precursora de la terrestre que debia llevar á efecto el caudillo San Martin. Compuesta aquella de cuatro buques de guerra que lo fueron la fragata de O'Higgins de 50 cañones, la Lautaro de 48, el navío San Martin de 56 i la corbeta la Chacabuco de 20 , mandados por los capi– tanes Forster, Wilkinson, Guise i Carter, suj etos á la autoridad de dicho Cochrane, embarcado en la primera con la investidura de vice-almirante~ dieron á la vela desde Valparaiso en 14 de enero. Noticioso el virei Pezuela de estos preparativos n o se descuidó por su parte en tomarlos sumamente vigorosos i eficaces. Envió con este motivo armas i municiones al puerto de Pisco; hizo volver al Callao las fragatas de guerra la Esmeralda i Venganza; levantó un préstamo á fin de reunir los fondos necesarios para una arreglada defensa; armó á todos los em– pleados civiles en tantos cuerpos cuantos eran las secciones ó ramos á que pertenecían, i los puso á las órdenes de los oidores i de los gefes de los mismos departamentos, llamando asimismo al servicio á los oficiales retirados i á los inválidos hábiles. A los pocos dias de haber concebido el virei este p r oyecto se hallaban ya organizados 1962 individuos, animados de los mas p uros deseos de sellar con su sangre su fidelidad al Monarca español á quien eran deudores de inmensos beneficios. Aunque estas guardias urbanas no p odian ofrecer las mayores ventajas en campaña, eran sin embargo mui ú tiles para conser– var la tranquilidad dentro de la capital si la necesidad exigia que las tro– pas de línea hubieran de salir á combatir fuera de ella .
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx