Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
140 MARIANO TORRENTE Aunqu e este atrevido proyecto honraba el celo de su autor, i aunque su ejecucion habria debilitado considerablemente las fuerzas de Chile, i su pendido indudablemente la esp edicion terrestre , que se proyectaba en aquel r eino contra Lima, no fue aprobado sin embargo por el gefe superior, por que á la poca seguridad que ofrecian las noticias acerca de la crítica posicion de los rebeldes de dichas proyincias de Buenos-Aires se agre– gaban las sér ias atenciones que le rodeaban en este momento para poders , despr ender de las tropas con que era preciso reforzar el ejército del Alto Perú á fin de llevar á cabo dicha empresa. Continuando la escuadra insurjente su sistema de correrías por la o ta del orte llegó al puerto de Paita , cuyos habitantes aunque en nú– mer o de 4.000 asi como su guarnicion compuesta de 100 hombres e reti– r aron sin hacer la menor defensa , abandonándola al saqueo de 120 ma– rino que desembarcaron con el capitan Forster. El dia 5 de mayo dió nuevamente l a vela l a fragata O 'Higgins, i continuando su rumbo á sota– vento , llegó el dia 8 al frente de Supe. Habiendo desembarcado en este punto h a ta el número d e 600 hombres, i principiado á reunírseles mu- hos negros de las haciendas inmediatas, halagados con la libertad que les babia sido prometida , en vió Cucalón prontos avisos al virei manife - tando sus apuros sino era r eforzado con igual presteza. El ya citado comandante Cehallos fue enviado al instante en su au– silio con su batallon de Cantabria ; pero cuando llegó á poder tomar parte en la refriega, ya habia sido esta terminada gloriosamente, i los invasore se habían salvado en sus buques; p ero conociendo el virei Pezuela la ne– cesidad de dejar bien guarnecido un pun to, sobre el que los rebeldes ha– bían hecho repetidas tentativas, conser vó en aquel mando al citado Ce– ballos hasta mediados del inmed iato setiembre, i fue ocupado en otra operaciones de no menor importan cia el victorioso Cucalón. Un nuevo desembarco verificado en Guamhacho con el objeto de hacer aguada, á pesar de las dificultades que ofrecen las resacas en aquella playa, fue la última operacion de la escuadra insurjente en esta primera incursion sobre el Per ú. Consolado el almirante aventurero de estos bo– chornosos contrastes con la esperanza de triunfar mui pronto del heroismo e pañol con cohetes á la Congreve i con otros vigorosos preparativos se dedicó á manufacturarlos con el m ayor emp eño á su r eg1·eso á Valparaiso · i á los tres meses de incesante trabajo pudo y a emprend er su egunda espedicion con fuerzas todavía mayores q u e la primera i con la embar– caciones Victoria i Jerezana dispuestas para ser empleadas como hrulotes. El virei Pezuela, cuya vigilancia se estendia á todas partes ~ hahia tenido noticias de que estaban para llegar á la mar d el Sur alguno buque · de guerra i tropas de desembarco, i por lo tanto b abia tomado la ma · ficaces m edidas para darles una segura direccion, alejándolas de los ma– l es que podian sobrevenirles por la ine perada aparicion de la e cuadra
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