Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 149 la misma generosidad que en los primeros tiempos; fue preciso pues seguir la reforma i dejar en cuadro el batallon de Arequipa. Se necesitaban 196.000 pesos mensuales para cubrir las atenciones ordinarias del Estado: se agolparon á un tiempo urgentes reclamaciones del comandante de marina para pagar los atrasos de su departamento, del go– bernador de Chiloe para poner aquella isla en un estado respetable de de– fensa, del comandante Benavides para seguir con vigor la guerra de Arau– co, i finalmente del gobernador de Guayaquil, de los generales del ejército del Alto Perú, i del de reserva, i hasta del virei de Santa Fé i del general de Panamá que pedian todos á la vez dinero, víver es armamento i e - tuario. Se agravó todavía la triste posicion de los negocios públicos con la noticia de la criminal insurreccion de las tropas situadas en Andalucía con destino á la pacificacion de América, que fue r ecibida á fines de mayo por un buque angloamericano procedente de Baltimore i Mon tevideo. La opinion que ya había principiado á estraviarse con los artificiosos manejo de los insurjentes progresó considerablemente con la idea de haber que– dado paralizada esta fuerza, capaz de cortar de un golpe las esperanzas d los descontentos. Por la parte del Alto P erú era mui diferente la situacion de lo ne– gocios. Aquel ejército compuesto de 6 á 7 .000 hombr es dominaba el pa· en todas direcciones. i todos los pueblos obedecían sumisamente á la autoridad real. Los insurgentes de Buenos-Aires, sumidos en todos los horrore de una guerra intestina, tenian descubierta aquella frontera ; asi pudo el gene– ral don Juan Ramirez que habia tomado de nuevo el mando á fines del año anterior, dirijirse ácia este mismo tiempo obre Ju juí i alta para llamar la atencion del enemigo i proveerse de ganado. Aunque no alieron al frente" ejércitos r eglados hubieron de r esistir sin embargo las tropas .realistas á una porcion de ataque impetuosos dirijidos por lo gauchos for– mados en cuerpos, acostumbrados al fuego i á todos los riesgo de la guerra. Daremos una breve idea de ellos en obsequio de los indi iduo que mas señalaron su actividad i bravura en esta orta campaña. Al levantar Ramirez su cuartel general de Tupiza en el dia 8 de ma o dividió u ejército en tres columnas con orden de dirijirse simultáneamente á la Abra Pampa, que era el punto designado para la reunion: verificada ta on– tinuaron la marcha ácia Jujuí, á cuyas inmediaciones 11 garon el dia 24. El gefe de estado mayor Canterac qu desd 1 22 se había adelantado on parte de la caball ría i la div · ion de anguardia tomó po esion de aqu lla ciudad acuchillando algunas gru a partidas n miga que halló á u n – trada. .ontinuando u movimi nto obr alta tu o oca ion d adquirir nuevos triunfos en 1 punto d Cuyaya n 1 qu atr vi ron á p rarl otros grupos de insurj nt habiéndo distinguido n ta r fri aa 1
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