Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

150 MARIANO TORRENTE coronel Valdés, ~ uhinspector entonces de infantería i caballería, el ayudan– te de campo del general en gefe don Eulogio Santa Cruz i otros varios oficiales de plana mayor. Destacado á este mismo tiempo el coronel don Guillermo Marquiegui ohre Monterico punto situado á la izquierda del camino que llevaba el ejército, obtuvo "importantes ventajas sobre los enemigos, i volvió á reunirse con él en 31 del mismo mes en la hacienda de San Lorenzo, en la que e hahia situado en el dia anterioi- despues de haber pasado por las cercanía de Salta, que con mui poca oposicion por parte de los enemigos ocupó el general Canterac, no asi la referida hacienda de San Lorenzo, cuya pose- ion costó un empeñado choque que fue decidido á favor de dos escuadro– ne realista que fueron empleados en él. Informado el general en gefe de que en el Chamical habia una reunion considerable de insurjentes dispuso que en el dia 2 de junio alie e sobre aquel punto una fuerte division á las órdenes del brigadier Olañeta. Por algunos prisioneros que hicieron las guerrillas realistas en el parage de la Pedrera adquirieron noticias positivas de que la fuerza situada en el referido punto del Chamical consistía en dos escuadrones de gauchos de Velarde, i en el segundo de granaderos de línea. Se trató pues del ester– minio de esta columna; pero como no pudiese verificare sin dar primero un golpe de sorpresa á la avanzada sobre la que aquella descansaba, el coro– nel Valdés que hacia las funciones de segundo en esta espedicion pidió el honor de que le fuera confiada aquella delicada empresa; i escogiendo 55 caballos se adelantó á desempeñarla siguiéndole Olañeta á media legua de distancia con el resto de sus tropas. Ver Valdés la referida avanzada arrojarse impetuosamente sobre ella, i hacerla prisionera, fue la obra de pocos instantes: un solo individuo pudo sustraerse á la furia de los realistas; pero temiendo aquel bizarro gefe qu pudiese comunicar la alarma al campo enemigo se dirijió obre ste in pérdida de tiempo, con aquel puñado de valientes. No se hallaban los in– surjentes tan desprevenidos como se habia figurado Valdés: 100 homhr colocados en un desfiladero, que era paso preciso para entrar en su campo estaban resueltos á defenderlo á todo trance; pero ya el gefe español e hallaba comprometido i se determinó por lo tanto á correr todos lo Tie go de aquel arriesgado lance. Puesto á la cabeza de su esforzada partida se anOJO ciegamente obr Jos contrarios á los que logró poner en precipitada fuga acuchillándolo horriblemente basta su mismo campamento, en el que e introdujo 1 ma– or desorden i confusion. El brazo de los soldados de Valdés taba can ado de descargar pesados golpes cuando llegó Olañeta con el resto de la di -ision: olo una pequeña reserva habían podido conservar los rebeldes i é ta acabó de ser desbaratada on tan oportunos refuerzos. Mas de 100 r:aballo , la

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