Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
158 MARIANO TORRENTE baterias, del parque i almacenes de pólvora. Los agentes principales d esta horrible conspiracion fueron los capitanes don Gregorio Escobedo, don Miguel Letamendi, don Luis Urdaneta, don Leon Cordero, los paisanos don José Villamil, don José Undahuru, don Manuel Loro, don Manuel Antonio Luzagarra, don Leocadio Yona, i los mulatos Peña i Nájera . Al citado batallon de granaderos se hahian reunido tres compañías ausiliares, las milicias de pardos i una gran parte del pueblo; no es. pue estraño que el golpe se diera con tan feliz i·esultado que á las cuatro de la mañana se hallasen ya los rebeldes en posesion de la ciudad i fuertes á pesar de la bizarra defensa que hicieron los leales dirigidos por el citado comandante Garcia del Barrio i por el capitan de dragones de Maulí don J oaquin Magallar, quien quedó muerto en la refriega con 8 soldados i 2 heridos, habiendo sido cuatro veces mayor la pérdida de los amotinados. Quedaban todavía libres del contagio revolucionario cinco lanchas caño– neras que se hallaban al mando del capitan del puerto don J oaquin Vi– llalba; i aunque hubiera podido éste causar irreparables daños á la refe– rida ciudad, construida casi en su totalidad de madera, no se atrevió á hacer uso de la fuerza por no empeorar la situacion de los realistas que hahian sucumbido á tan horrible perfidia; pero sirvió á lo menos el impo– nente aparato que desplegó el citado Villalba para entrar en convenios en– tajosos con los mismos rebeldes, de cuya manos creyó haber salvado á la nobles víctimas de la fidelidad española, con seguros pasaportes para res– tituirse a los sitios ocupados por las autoridades del Reí. Mas la misma facilidad con que fueron otorgados las reclamacione de Villalba, arojaha las mayores dudas sobre su cumplimiento: tardó poco en descubrirse este nuevo acto de falsedad é hipocresía: lejos de dar la prometida libertad al gobernador i demas presos fueron colocados en la goleta Alcance, para ser remitidos á la disposicion del general San Martin quien usando de mayor generosidad los envió al virei de Lima sin exigir por ellos mas rescate que el del teniente coronel Tollo, que le fue remi– tido con promesa de hacer lo mismo por otros tres que aquel designase en cange de los tres gefes ya citados i del teniente de granaderos de reserva don Ramon Maxtinez de Campos , que fueron los militares que con mas firmeza habían rechazado la perversa seduccion de dicha guarnicion de Guayaquil, i que habian acreditado su lealtad con una de esperada resistencia. La pérdida de esta plaza impoxtante, en la que se hallaba el único ¿\rsenal de la mar del Sur; la falta que habían de hacer para la defen a 1500 hombres de que se componia su guarnicion, los que tomando la di– visa contraria equivalían á una fuerza activa de 3.000; el malogro de aquella inmensa porcion de armas i pertrechos; i el fatal resultado de haber que· dado descubierto uno de los flancos mas interesantes para la defensa d 1
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