Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
178 MARIANO TORRENTE de tan formidables castillos, de 118 piezas de artillería, 840 barriles de pólvora, 170.000 cartuchos, 10.000 balas de cañon é inmensas cantidades de provisiones de guerra i boca, de un modo que superó de mucho lo fantásticos planes forjados por la temeridad i por el irreflexivo orgullo. Los mayores Beauchef i Miller subieron el dia 5 por el rio con Lord Coch.rane, á la cabeza de 200 hombres, i tomaron posesion de la ciudad de V aldivia que habia sido abandonada en aquella misma mañana por 500 soldados que la guarnecían, i por la mayor parte de los 15.000 habitantes que contenía aquella ciudad; pero muchos de estos regresaron á sus casas, luego que supieron por una proclama que publicó en el actv el almirante, el moderado i noble comportamiento de los vencedores. Las topas realistas tomaron la direccion de Osorno con la idea de embarcarse para Chile. Despues de este raro triunfo, con el que la caprichosa fortuna quiso exaltar mayormente la delirante imaginacion de los aventureros ingleses, resolvió el gefe principal de ellos emprender nuevas hazañas, esperando hallar por todas partes una estrella igualmente venturosa que en V aldivia. Se dirijieron sus miras contra la isla de Chiloe, en donde vió estrellarse su loca confianza contra la firmeza í arrojo del benemérito gobernador Quintanilla, i de sus dignas tropas i paisanaje, que concurrieron con la mas fina voluntad á castigar tamaña osadía ( 1). El mayor Beauchef que habia quedado mandando en Valdívia du– rante la espedicion de la escuadra, salió con 200 hombres en persecusion de los realistas fugitivos, á los que no hahia permitido Quintanilla pasar del pu– tido de Carelmapu, provincia del mismo Chiloe, porque reconocía la necesidad de que volviesen á cruzar el rio Maullin i á situarse sobre los llanos á fin de que pudiesen abastecer la isla de víveres desde aquel punto. Habiéndose dirijido el citado Quintanilla en persona á organizar aquella tropa, separó al coronel Montoya, al comandante don Juan Santalla i á otros oficiales i la puso á las órdenes del comandante de cazadores dragones don Ga par Fernandez de Bobadilla con enérgicos exhortos para que salvase la men– gua de la primera derrota; mas apenas habían andado catorce leguas cuando se encontraron con el intrépido Beauchef, resuelto á disputar con empeño la victoria. Aunque la vanguardia de los insurjentes fue arrollada al principio por el entonces capitan don Miguel Senosiain, replegados sin embargo los restos sobre el grueso de la columna tomaron posicion en el Toro, i se pre– pararon al combate; pero continuando la suerte de las armas en mirar (1) Nos proponemos dar al fin de la obra un estracto de los principales sucesos de esta isla durante la revolucion del continente, i aun hacerla estensiva hasta su honrosa capitulacion, para que no queden ocultos los heróicos servicios pres– tados por sus defensores.
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