Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 181 á medida de sus deseos á las tropas i marinos que habian tenido parte en sus recientes empresas; i guiado por un principio de de in– terés personal se negó á admitir una hacienda que le habia sido concedida manifestando que él estaba bastantemente remunerado con la gloria ad– quirida, i que solo aspiraba á ver recompensabas las fatigas de us com– pañeros de armas. Hubo con este motivo contestaciones seria con el de– partamento de marina, que lo irritaron hasta el punto de hacer renuncia de su mando. Empero obligado por la eficaz mediacion de O Higgins i an Martin que supieron halagar su amor de gloria, ofreciéndole la pronta salida de la espedicion para atacar el vireinato de Lima, i que mui pronto sedan satisfechas sus demandas relativas á sus tripulaciones se resolvió á p rma– necer en el servicio de los insurjentes. Habiendo insistido á e ta azon el director supremo en la cesion de la referida hacienda como un testl· monio de la gratitud de la república, la rehusó de nuevo si bien determinó en .el mismo acto comprar una posesion conocida con el nombre de Quintero, distante ocho leguas al N. de Valparaiso esperando dar por e te medio una prueba nada equí oca de u ad.hesion á un pai , en el que trataba de fijar su residencia. Al reconocer Lord Cochrane aquella hacienda hizo aslID.l.Smo pro– lijas esploraciones sobre la bahia llamada de la Herradura, i demo tró al gobierno que en aquel paraje se podian proporcionar mayor ventajas que en Valparaiso i formar un e tablecimiento en el que estu iesen mejor i– tuadas las naves del E tado, ofreciendo al mismo tiempo el terreno que fuera necesario para construir el ar enal i el depó ito gene1·al d la marina. Lejos d agradec r el gobierno este importante ervicio l comunicó la orden de abstenerse de hacer ninguna mejora en aquel territorio, qu de hecho quedaba incorporado al Estado pagando al noble marino la urnas que hubiera desembolsado. Llegó al último grado la irritacion de Lord Cochrane por una resolucion tan inconsecuente i descompa ada · i aunque el gobierno se apresuro a darle una atisfaccíon por ella quedó in em· bargo ulcerado u corazon i predi pu to á chocar por 1 mas le e pr t to. Ocurrieron á e te tiempo ~aunas d avenencias ntre el citado Lord i el capitan Guise, á quien aquel habia arr tado con 1 d cidido mp ño de que lo juzgase la lei mar ial on pr encia de la falta de qu 1 acriminaba. Mereciendo Guise la ma alta opinion d 1 gobierno hil no se hizo poco aprecio de la reclama ion de Co hrane i d aqui r ultó 1 hab r hecho nueva d mision d 1 mando i el de haber pedido u pasa– porte sino se le qu ria permitir la residencia en l pais n la de iudadano. Teni ndo los d mas oficiales de la escuadra noticia d 1 rom– pimiento n que se hallaba Cochrane on el gobierno insurj nte le n– tregaron todos sus d pacho manif tando que llos aban d rvir á

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