Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

190 MARIANO TORRENTE en la fragata de guerra inglesa la Andromaca, i en 29 de junio el mismo general, á bordo de la goleta anglo-americana la Washington. Aun en la alida del Perú tuvo Pezuela nuevos motivo de ejercitar u paciencia j ufrimiento: ió con el mayor dolor separarse u tierna familia sín haberl«:: permitido el capitan inglé la entrada en aquel buque por no infringir las leyes de la neutralidad pactadas con los insurjente ; i aun para alcanzar la goleta que se hallaba á cinco leguas de distancia hubo de embarcarse á la ligera en una mala lancha de indios con la que cruzó por el medio de la escuadra enemiga que bloqueaba entonces al Callao, in mns compa– ñía que la del coronel Ceballos, el marques de Casares i el alferez de navío Llerena, ni mas vestidos que los simplemente puestos. De este modo llegó al Janeiro en donde se embarcó en un paquebot inglés para Falmouth en Inglaterra, desde cuyo puerto pasó á España por la ia de Portugal. Asi terminó , u carrera en el Perú el vencedor de Vilcapugio Ayo· huma i Viluma, cuyas primeras campañas en el Perú han dado una ju ta celebridad á su nombre, í cuyos importantes servicios le han asegurado un grado distinguido de consideracion. No es nuestro ánimo hacer un ciego panegírico de este general, si bien es tan digno de él por su virtudes como por los repetido rasgos de firmeza, inteligencia i. acierto que tiene consignados en su noble profesion. Sería pues tanta injusticia negarle lo elogios que merece por este lado como temeraria prevencion el <·reer que no hubiera sido capaz de cometer defecto alguno durante su largn admi– nístracion; pero los que se ofrecen aun al mas severo observador no nacieron de falta de celo sino de inocente equivocacion, dema iado e cu able en hombres públicos sobre cuyo hombros pesa un cúmulo de negocios i com– promisos, superiores á veces á las fuerzas aun de los ma decididos, ma pr · visivos, mas laboriosos i mas rectos. De esta clase pretenden que fueron la de haber emprendido la espedicion contra Chile en 1818 sin aguardar el arribo de otra de 2000 hombres que había salido de Cádiz con alguna antelacion; la evacuacion i desmantelamiento del puerto de Talcahuano á cuya consecuencia se perdieron la fragata María Isabel i la e pedicion pañola que acaba de indicarse, i tomó la marina chilena una irre istíhle preponderancia en el pacifico; la lentitud en enviar fuerzas re p table 0 11- tra San Martin cuando hizo su primer desembarco en Pisco n 1820 igual tardanza en atacar al referido caudillo cuando se situó en R te . Despue de habe1· pasado en revista á este ilu tre per onaje dar - mos una ojeada aunque rápida de los gefes del ej 'rcito que promo i r n su separacion. Si fue á toda pru ha el celo de aquel su deci ion, fidelidad i ntereza por sostener los i·eales derechos, no lo fue menos el de lo qu forman el objeto de esta descripcion: estos guerreros ocuparan a í mi.m un lugar distinguido en los anales del Perú por sus padecimi ntos por su sacrificios, por los rasgos de su valor, i por los dia d gloria qu

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