Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

210 MARIANO TORRENTE · hasta quedar completamente interpuestos al Callao; á cuyo punto n-0 podia penetrar Canterac sin forzar aquellas terribles masas . Este general i el coronel Valdés se adelantaron el dia 8 sobre el campo enemigo, apo– derándose de las alturas que se hallan entre la hacienda de la Molina i la llanura del Cascajal: se creyó que aquel movimiento causaria otro de parte de los independientes; mas se vió por el contrario que quedaron firmes en sus fuertes posiciones, teniendo su flanco izquierdo i frente cubierto por el canal llamado rio Surco, su derecha, que se estendia por el camino real de Lima á San Borja, resguardada por varias órdenes de tapias, i ~u caballería, situada detras de su derecha i de las alturas llama· das del Pino. Era necesario cruzar el rápido é invadeable rio Surco: pero sus dos únicos puentes estaban á retaguardia de la casa de Monterico ocupada por los enemigos; i aunque era grande la confianza de los que defendían este punto respetable, cedieron sin embargo á las brillantes cargas ele los realistas, quienes camparon apoyando su derecha á las alturas que domi– nan la llanura del Cascajal por donde habían desembocado. El gefe de estado mayor V aldés hizo por la noche un conocimiento sobre los ene– migos empeñando un vivo tiroteo para conocer sus verdaderas posicione~ i movimientos. Habiendo arengado al dia siguiente por la mañana el ge– ueral en gefe á sus tropas manifestándoles la necesidad de mostrarse dig– nos soldados de la causa que defendían, mandó en seguida que marcha– sen por líneas por la izquierda en tres columnas paralelas, la primera de caballería, la segunda de infantería i artillería, i la tercera de una pe· queña reserva con el bagage, i al llegar á la cabeza del Tambo variaron rapidamente á la derecha marchando por el camino real á apoderarse del puente sobre el citado rio Surco, distante dos tiros de cañon de la posicion enemiga. Ejecutado este movimiento con toda la maestría capaz por sí sola de dar opinion á los gefes que lo dirigieron, quedaron sobrecogidos los re· beldes, quienes en vez de proceder al ataque efectuaron un cambio de frente, conservando siempre su posicion cubierta por varias órdenes de tapias; i al ver la impavidéz con que los realistas despreciaban toda clase de obstáculos, se corrieron por la tarde sobre su derecha hasta apoyarla á la muralla de Lima, i estendiendo su izquierda hasta la chacra del Pino. Como el general Canterac observase que desde la nueva posicion del enemigo conducian varios caminos á retaguardia de los españoles mandó hacer otro cambio de frente, con cuya oportuna maniobra quedaron bur– lados cuantos proyectos hubieran podido concebirse en favor de la causa rebelde. Persuadido el referido Canterac de que no entraba en los planes de San Martin salir de sus fuertes posiciones para atacarle, determinó dirigirse al Callao por uno de los mas finos movimientos de estrategia:

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