Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

220 MARIANO TORRENTE presidencia de San Martin, de 138 beneméritos i 102 asociados, esten– diendo igual dignidad á 120 mugeres de las reconocidas por mas ardien– tes patriotas; la conservacion de la antigua nobleza con la adicion de un sol á cada uno de sus blasones; i la conversion de los títulos de Castilla en títulos del Perú. La anomalía que se observó en la etiqueta, ceremo– nias, timbres i distinciones monárquicas, establecidas en el centro de una república, hizo ver que estaban mui distantes los primeros gefes de darle la debida solidez i consistencia; i esta creencia tomó mayor fuerza cuando se oyeron algunos vivas al emperador del Perú, i se vieron circular va– rias composiciones poéticas dedicadas con tan pomposa designacion al protector San Martin. Aunque el gobierno manifestó al principio algun desagrado por estas voces sediciosas, no se observó en él aquella decidida energía para castigar á sus autores, que hahria sido empleada segura– mente por quien hubiera tenido un pecho verdaderamente republicano. Todos pues llegaron á persuadirse de que San Martín aspiraba al imperio, i de que tardaria mui poco en descubrir sus ambiciosos designios. Dejaremos por ahora los independientes entregarse al libre desahogo de sus ignobles pasiones contra las desgraciadas familias realistas tanto europeas como del pais, que tenian el gran delito c\e poseer algunas ri– quezas, cuya adquisicion tenia ulcerados los codiciosos corazones de los titulados republicanos, i volveremos á recorrer las operaciones de las tropas españolas desde la retirada del general Canterac. Luego que> los enemigos quedaron dueños ·del campo, destacaron varias partidas fuertes sobre los partidos de Lucanas i Parinacochas, estendiéndose hasta el pue– blo de Caravelí i hasta las inmediaciones de Chuquibamha, con cuyo movimiento se pusieron en estado de flanquear las provincias de Huanca– velica, Huamanga i el Cuzco, i de amenazar de frente á la misma ciudad de Arequipa, cuya provincia se hallaba ya insurreccionada en la parte septentrional del rio de Ocoña. Como no se le ocultaba al virei Laserna la necesidad de alejar prontamente aquel peligro; i como por otra parte no pudiese el general Ramirez, situado en Arequipa, operar activamente á causa del mal estado de su salud, fue nombrado el coronel Valdés gefe de estado mayor de este ejército con encargo de dirigir en persona las operacione de la co ta. Dejando este activo gefe el ejército del Norte, llegó en posta á la citada ciudad de Arequipa, i marchó sobre Chuquihamha con una columna de infantería i caballería, batió á los insurjentes en Caravelí, inmediacione de Huancahuanca i en otros puntos, les tomó varios prisioneros, 2 pie– zas de artillería, armas, municiones i otros pertrechos de guerra i res– tableció la tranquilidad i confianza en aquellos partidos. Pocos dias antes se habia cubierto de gloria la guarnicion de Hua– manga rechazando al coronel insurjente Latapia que babia pasado á in– timarle la rendicion en 7 de octubre. El capitan James á cuyas acertadas

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