Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 225 ofrecer gustosamente los fieles párrocos; otros curtian las pieles de las reses vacunas i lanares que se distrihuian para mantener al soldado, for– mando de ellas zaleas, morriones, cartucheras i fornituras; otros emplea– ban la misma lana, despues de hilada por las indias, en tejer paños de la tierra, de que se hacian uniformes; otros cuidaban del calzado; otros cubiertos de sudor, golpeaban sin cesar en el duro yunque el hierro para sacar de él herraduras (conocidas entonces por mui pocos de aquellos ha– bitantes) lanzas, estrivos, espuelas, bocados i demas útiles de guerra: se veia á otros elaborar la pólvora con el mayor trabajo moliendo su mate– riales en las piedras de mano que tenian los indios para machacar el maiz; i todos finalmente se esmeraban en llenar las grandiosas miras de los gefes, ejercitándose en toda cla e de fatiga i en el ejercicio de las arte mas precisas para abastecer al ejército de cuantos pertrechos pudiera ne– cesitar para entrar en campaña. Nunca podrá ser atribuido á una vil lisonja el que nos detengamos á enumerar estas preciosas particularidades, en las que resplandece el génio, la firmeza, la lealtad i la decision, tal vez de un modo mas reco– mendable que en el desempeño de empresas guerreras: llenar en estas su puesto es el deber todo militar; la victoria no siempre se fija en el ver– dadero mérito, i mas de una vez se ha debido la proteccion de aquel ser veleidoso al mismo desacierto, i mui comunmente á la casualidad· pero las virtudes estraordinarias de un ejército, su constancia i sufrimiento en 1 oficioso ejercicio de operaciones que deben resistirse á los que no e tán animados de un ardiente entusiasmo; los industriosos arbitrios para suplir la privacion absoluta de elementos guerreros; esta sublime cla e de ser i– cios encierra esclusi amente un mérito solo é indisputable í es por lo tanto lo que mas escita nuestra admiracion en esta campaña, í lo que mas debe refluir en honor i gloria de los que tuvieron la parte principal de la direccion, i segundariamente de los que se prestaron con fina volun– tad á tan generosos i nobles impulsos. Estos vigorosos esfuerzo , sin embargo, no surtían lo bueno fec– to que e habían prometido por la falta absoluta de armas para su r - lutas. Se habia perdido la e peranza de que pudieran llegar de la p - nínsula · í era pr ciso por lo tanto arrancarlas de las manos de lo nemigo on golp d arrojo í bizarría. La caprichosa fortuna recon cida in duda á la con tancia con que aquellos habían sufrido u~ mas duro golp quiso ser prop1 ia á u voto , i 1 s proporcionó una hrillant oc ion d dar cumplido d ahogo á sus deseo ; pero con endrá tomar d sd u ori g n para que e conozcan las causas ant s que u efectos. Ll no 1 protector San Martin de una loca confianza n la pr t n– dida inv ncihilidad d sus batallon s, había anun iado d d 1 día 19 d n ro su proyecto d pa ar á Guayaquil á tener una ntr i ta n l ·olombiano Bolívar prom ti ndo como r sultado de ella las mas brillan-

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