Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

230 MARIANO 'fORRENTE primer eslahon de la gran cadena de laureles con que quedaron ceñidas por tanto tiempo las sienes de los fieles i esforzados guerreros que lucha– ban .en aquellas regiones por los intereses del Soberano español. Don Jerónimo Valdés llegó á Huaitará cuando hahia emprendido su retirada ácia la sierra el citado Canterac: su marcha hasta este pueblo ha– hia sido dfrigida con el mayor acierto, contándose como resultados de su bien combinados movimientos la destruccion en Querco de una fuerte guerrilla insurjente, la inquietud en que logró mantener á la enunciada division de Tristán, la retirada de Gamarra desde la N asca ~ temeroso de caer en las manos de tan peligroso competidor, i el haber abierto al ge– neral Canterac la carrera gloriosa que recorrió en los campos de lea proporcionándole con dichas maniobras los medíos de sorprender al enemigo. Terminada esta bl"illante campaña, dispusieron Canterac i aldé despues de haberse reunido en el referido punto de Huaitará regre ar á sus antiguas posiciones, el primero al valle de Jauja i el segundo á Arequipa, habiendo aun recogido en sus respectivas marchas nuevos fru– tos de la victoria. La pérfida venta de las fragatas Prueba i Venganza en Guayaquil se hizo doblemente sensible en este momento, en el que se habría podido dar un estraordinario vigor á las operaciones de los realistas si aquella fuerza marítima se hubiera presentado en las costas del Perú, totalmente desprovistas entonces de marina rebelde desde que el almfrante Cochrane las hahia abandonado por desavenencias con el protector San Martin. Desde el mencionado dia 7 de abril se consel'vÓ lea en poder de la armas realistas con mui pocas interrupciones. El teniente coronel Raulet\ que habia sido comisionado para ocupar este pueblo con 200 caballos escoCTÍ· dos, fue atacado en la plaza del mismo por el brigadier Canatalá i coron 1 Ro– dil i destrozado completamente con la pérdida de 80 hombres. Alguno ~ días antes habia sido batido por el mismo Carratalá la fuerte partida del au– dillo Quirós que desde la costa se hahia internado en el pais· i á su con– secuencia fue aprehendido en el acto de su fuga i pasado por las armas. Iguales re eses sufrieron las guerrillas de Yauyos, i Yauli en Chupamarca Tapacu i en los altos de Vizcamachai; la de Orrántia en Huallai con destrozo total de todos sus indi iduos inclu o el cabecilla i la d Sanchez i otros en la provincia de Tarija. Se había vuelto á encend r durante la campaña de lea la tea de la insurreccion en los valles de la provincia de la Paz; el caudillo Lanza había interceptado el camino que conduce de las provincia interiore á Oruro, mantenía en la mas viva alarma á la de Cochahamba i tend'a su maléfico influjo hasta la misma ciudad de la Paz. Era de la mayor necesidad acabar con este indómito sedicioso, quien al pa o que cortaba los recursos á los realistas, entretenía una parte de sus tropas, cuya falta

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