Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 5 Cohernntemente á estas sus p rimeras aberturas, suavizaron el siste– ma de opresion en que habian tenido á los europeos i á la parte sana del vecindario; pero trasl uciendo estas ideas los principales delincuentes, sus– citaron un terrible alboroto en la noche del 13 de octubre, de cuyas resul– tas fue sepru:ado del mando Muxillo, anastrados por las calles l alcalde de primer voto don Francisco Yangüas, i el ministro tesorero don Sebas– tian de Arrieta, i dispersos i ahuyentados los demas ecinos honrados que estaban fraguando la contra-1·evolu cion . Tomó el mando de las armas el segundo de Murillo, un tal lndahu– ru, quien penetrado de la inconsistencia de su gobierno, mas bien que por arrepentimiento de su enor, trató de persuadll· secretamente al comandan– te general Goyen ech e de los deseos que tenia de entregarle su espada, que la indispensable necesidad le habia hecho desenvainar á favor de los facciosos. Dicho gen eral oyeneche, constituido ya en estado de hacerse res– petar, intimó la rendicion á la ciu dad, í convino en una generosa con– ciliacion con dos diputados que aquella le comisionó, si el cabildo recogia todas las armas i las en ti·egaha á un edecan encargado de la egecucion. La ciudad se prestaba gustosa á estas justa condiciones, pero los despechados se ai·maron de un desesp erado furor para estorbar o. La fuerza de todos los facciosos se componia de 600 hombres de fusil, 200 paisanos bien monta– dos i armados, i de una multitud de indios con lanza i macana: una parte se hallaba en un campamento que habían formado n el cerro de Chacal- 1 aya á una legua de la ciudad, i la otra de guaJ.·nicion en la misma. In dabw·u, qu aspiraba á contrae1· distinguidos m éritos, que lavan– do su m anch a antel'ior ~ lo r stableciesen n la gracia del gobierno del Rei sorprendió en la noche d 1 18 de octubre á varios de los principales albo– rotador s. ontando on la tropa de la guarnicion i con la del campam.en– .o, que suponia de toda su de ocion, trató de decapitarlo á la mañana i– gui nte. a lo hahia ejecutado con Rodnguez, cuando us ompañeros bajai·on desenfrenados á la ciudad penetraron hasta la plaza, i forzando las trincheras con que se hahia parapeta o ndahuru, dispersaron toda u g nte, lo hici ron p dazos i lo colgaron n a misma horca qu él hahia pr parado para aquellos. sta íu la eñal del d 01·d n i de la anarquía. La tropa la plebe i l s indi s se n garon á un aqu o g neral de ti nd , almac nes i casas d odo lo urop os i d sus partidario · i de pu e hab r aciado su furo y codicia ol ieron á o upar la po icion de hacalta a con la mira de al 1 fuga an ronto como se presentase 1 jército realista. n la mañana d l 25 á la ista de l primeras partidas o- i municion i abandonando sus tienda ví er i arios to roe dent d 1 saqueo. La i udad qu dó d ierta· 1 mayor general ristan n tró de an-
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