Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
246 MARIANO TORRENTE 2 que maniobraba por esta parte; pero los destrozó completamente en 13 de febrero el general Olañeta, causándoles una horrorosa mortandad, to· mándoles 100 prisioneros con 10 oficiales i gefes, i apoderándose de todos sus caballos i provisiones de guerra i boca, en cuya penosa espedicion hri· liaron la actividad, valor i conocimientos del coronel don Gaspar Claver ~ que hacia las funciones de gefe de estado mayor de ella. Est e fue el fin de aquella orgullosa espedicion, con la que daban los enemigos por tan segura la conquista del reino, que habia sido decretada por el congreso la construccion de un obelisco en Arica para perpetuar un acontecimiento tan importante. Las tropas realistas adquirieron en esta jornada los mas justos títulos á la gloria militar: gefes, oficiales i soldado compitieron en bizarría i decision . El general Carratalá, que habia sido dirigido desde Puno cop. 120 caballos al mando del coronel Ferraz i con 400 . infantes á las órdenes in– mediatas del coronel Somocurcio contra el activo i emprendedor coronel Miller, que desde Arica se había destacado á llama:r la atencion de los r ealistas al N. de Arequipa, se hizo acreedor del mismo modo que lq ci– tados gefes á los públicos elogios por la rapidez de su marcha, por el acierto de sus maniobras, á las que se debió la salvacion de la citada ciudad de Arequipa, i por su celo desplegado para neutralizar los efectos de la , se– du ccion, que el atrevido aventurero habia derramado por el país. l)espues de estas ilustres victorias ganadas con la sensible pérdida de 150 valientes muertos i 250 h eridos, á cuya consecuencia quedaron li– bres de enemigos las costas del Sur, emp r endió Canterac su regre o á HuanC!iYº con los cuerpos que h ahia traído, i se retiró asimismo la divi– sion del general Valdés. Algunas partidas enemigas que quedaron di em i– nadas por las provincias del N. i que se esten dieron hasta la de Huanca· velica, fueron batidas en todas direcciones, i especialmente por el int~n dente de esta última, coronel don Gabriel P erez en los puntos de Hua– yanto, Chupamarca, Moya , I scu chaca , H u amat amho i otros, habiéndose hecho asimismo acreedor á los mayores elogios por su celo i actividad en a.l apronto de reclutas i ausilios para el ejército del mismo m odo que lo. <lemas intendentes, pues que todos concurrieron con l a ma fina voluntad i empeño al sosten de la autoridad real. El brigadier Loriga había conservado en el entretanto el interesante valle de Jauja á pesar de los esfuerzos que hicieron los enemigos para desalojarle, ya por medio de numerosas guenillas i ya con mo imientos por la costa que indicaban flanquear aquelln posicion sin que hubieran llegado á conseguir la menor ·ventaja. Arenales, que mandaba la fuerza que debía operar contra las tropas del citado Loriga, se quejaba de la jun ta gubernativa de Lima, á cuya apatía é indecision en proveer á las nece idade de la tropa atribuía la falta de movilidad que se había notado en ella
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx