Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 247 careciendo especialmente de zapatos i capote~ tan necesarios para cruzar la frígida i escabrosa cordillera de los Andes. Estaban por lo tanto tan disgustados los ánimos contra dicha junta que fue depuesta ap·enas se recibieron las noticias de los desastre esperi– mentados por el ejército de Alvarado. Lima se hallaba á esta sazon en tal estado de abatimiento i terror, que 3000 españoles hubieran bastado para restablecer el gobierno del rei. Había llegado al último grado el desa– liento de todos; ya no se ocupaban los patriotas sino del modo de ve– rificar su emigracion con menos quebranto: se consideraba pues como irremediable la ocupacion de todas las provincias sujetas á los indepen– dientes así que se aproximasen á ellas las tropas realistas que se habian ido reunien.do en el valle de Jauja. La república no tenia á esta sazon mas ejército que 3000 hombres del Perú, unos 600 de Chile i 800 de lo prófugos de Torata, pertenecientes á Buenos-Aires, totalmente destruido i sin bases para su organizacion: faltaban los fondos , faltaba el crédito ~ el espíritu de libertad estaba casi estinguido. Los moribundos patriotas creyeron que poniendo á la cabeza del po– der ejecutivo un individuo de su confianza i que abundase en energía, en teson, i en conocimientos políticos i de hacienda, se podría toda ía di– sipar la borrasca que les amenazaba; i con este fin presentaron al congre o en 26 de febrero una fuerte i animada esposicion los gefes i oficiales i á su cabeza el general Santa Cruz, pidiendo que nombrase para presi– dente de la república al coronel don José de la Riva Agüero. Vaciló el congreso; mostró desagrado en desprenderse de aquellas facultades que e habia arrogado; pero formado al día siguiente el ejército en el Balconcillo fuera de las murallas de Lima, se pidió con un tono de isi o la aqui - cencia de los legisladores á dicha propuesta. A consecuencia de estos sucesos salió Arenales para Chile dejando el mando en gefe del ejército peruano, del que fue investido el general Santa Cruz; 1 coronel Gamarra fue nombrado gefe del E tado mayor i l coronel don Ramon Herrera ministro de la guerra. Los independient xaltados murmuraron al ver el gobierno del pais n mano d cuatro per– onas que no hahian pasado del servicio del Rei á las filas reb lde ha ta algun tiempo despues de haber desembarcado San Martin en el Perú· p ro lo general de la poblacion vió con agrado aquella variacion gub rnati a. Riva Agü ro i Santa Cruz d splegaron una incr ible nergía capaz de haber dado con i tencia á su gobi rno i hubi ra t nido ha s fija c:i las triunfant s armas spañolas por una parte i la di ordia d l mismos ind pendient s por otra no lo hubi ran precipitado á lo meses. Riva Agüero se upó on infatigable lo n propor ionar para remediar las n cesidad s públicas, i Santa ruz n dis iplinar u tropas i en levantar nu vos cu rpo para r bazar la t mida in a ion d los realistas: aquel se d dicó con 1 mayor mp ño á pedir á la r pública

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