Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 253 pararse el 25 al ataque que era de esperar, luego que supo que aquellos habian cruzado dicho rio. Entusiasmado Valdés con la idea de que no siendo esquiva la suerte al ardor de su ánimo i al esfuerzo de sus tropas, podia cubrirse de gloria en aquella ocasion, i fijar asimismo la suerte incierta del Perú, aguardó al enemigo con la mayor ansiedad. Como el pueblo de Zepita no presenta posicion alguna ventajosa, se retiró á un tiro de cañon á la gran llanura que se estiende á reta– guardia; i fue continuando su movimiento retrógrado á medida que aproximaban los insui·jentes hasta llegar á una loma pendiente, pero de fácil acceso que se encuentra á legua i cuarto de dicho pueblo de Zepita, i sobre el mismo camino. Siendo la estension de su frente mui proporcio– nada al número de sus tropas, se posesionó de ella con tanta oportunidad i tan feliz suceso, que á los pocos minutos había logrado dispersar la in– fantería de Santa Cruz, i poner fuera de accion su artillería ; pero car– gando con denuedo los húsares contrarios al mando del mayor Soulange i del comandante Aramburu, paralizaron los triunfos de la di i ion reali - ta, que habrían sido decisivo si la caballería hubiera desplegado igual bizarría que la infantería. El campo sin embargo quedó por Valdé. · su pérdida fue menos considerable que la de los insurjentes, quienes e reti– raron sucesivamente al Desaguadero avergonzados de no haber obtenido las ventajas que se prometían de la superioridad la numérica de u fuer– zas. Valdés se replegó asímismo en quella noche sobre Pomata para evi– tar nuevos ataques del enemigo envalentonado con los triunfo de u caballería. Se hallaba sumamente inquieto dicho general Valdé en el moment de su retirada, pensando en la desgraciada uerte que iba á orr r una compañía de infantería que había mandado situar desde Zepita en el estre– cho de Tiquina á fin de observar el paso del Desaguadero por aquella part : para comunicar sus órdenes á dicho destacamento era precio pa ar por algunos pueblos i rancherías de indios sublevados i chocar con l jército enemigo, que tal vez se hallaba interpu sto; la comisión ra difí il i arri - gada, pero don Francisco Martín z de Hoz no trepidó un momento n ad– mitirla i la llevó á cabo con tanta felicidad i acierto que no perdió un olo hombre. Este ben mérito realista, qu desempeñaba entonces el empleo d .. <·omisario de guerra i de pagador del ejército, se hizo acr edor á nu - vos ascensos i distinciones, no solo por este importante ervi io in por sus anteriores méritos i honrosa carrera que había re orrido por la senda de la fidelidad desde el año 1806 en que entró al R al rvi io n la capital de Buenos-Aires. Salió 1 vir · d Sj uani l 18 á la ah ·za d traido de Lima al r f rido Vald ' · i ap 'nas sup forzó sus mar has, i se pr ntó l 28 n P mata la di i ion qu habia la a ion d Z pita. n el nd r uni ron

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