Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 255 del 11 salió del ejército de Querarani en dirección de Oruro, en donde se hallaba ya el enemigo; mas á poco tiempo de haber roto la marcha, varió de direccion ácia Sepulturas por un movimiento de flanco, ejecutado con la mayor maestría i precision, i campó aquella noche á las inmediaciones de dicho pueblo, habiendo logrado tener al enemigo todo el día sobre las armas i abrir la comunicacion con la division de Olañeta, que ~e iba aproximando desde Potosí. Conoció Santa Cruz, aunque tarde, su error en no haberse opuesto al citado movimiento de los realistas; i deseoso de enmendar aquella falta que le privaba de la superioridad que hasta entonces hahia tenido, em– prendió su marcha en la misma noche del 11 con toda su fuerza por el camino de Sorasora, de modo que al amanecer del 12 se halló sobre el flanco izquierdo de los realistas, quienes poniéndose asímismo en ma1·cha le hicieron suspender la suya i tomar posicion, la que abandonó tan pron– to como conoció el marcado empeño de los realistas en atacarla, i corrió á salvar sus tropas bajo los fuegos de dicho fuerte de Oruro. Frustrada en este dia la batalla, que los realistas deseaban dar á lo patriotas, se dirigieron aquellos por la tarde á Sorasora, con la doble idea de buscar forrage i de proteger la reunion de la division de Olañeta que se verüicó al dia siguiente en el citado punto de Sora ora, en la qu venia de segundo el brigadier don José Santos de la Hera, gefe político i militar de la provincia de Potosí, á cuyo celo i actividad se debió pri– meramente el que la misma division que babia entrado en Potosí, con solos 1500 hombres huyendo de Gamarra volviera á salir á campaña con 1000 de aumento, i se debió en gran parte el acierto sucesi o n la op ra– ciones que fueron confiadas. El dia 15 al amanecer s puso el ejército n marcha para Oruro en cuyo punto se hallaron 60 enfermos i mas de 100 hombres estraviados i desertores. El 17 se hallaba c rea d Sicasica á con cu ncia d una mar– cha activa i penosa de 31 leguas, verüicada en dos días, de la que la historia militar ofrece raros ejemplos, cuando se pres nt ' la ahall ría enemiga en actitud de disputar 1 paso; mas lu go se vió qu imp - nente aparato no t nia mas obj to que el d dar Li mpo á qu u infan– tería se alejase de aqu 1 pu blo, como lo verificó, pero con tanta pr ipi– tacion, que se dejó muchas cargas de quipages i arma . Ya desde este momento principió 1 d sórd n i la onfusion: hom– bres cansados, cargas, armas, cartuch ras, caballos, mulas, i cuanto mar a el terror de un ejército batido por su misma torp za i apr h n iou, u– hrian el camino por espacio d cinco 1 guas. Poco ant s d ll gar á yoay se reunió la caball ría n miga con su infantería; i mui ronl ha ' la caballería realista en disposicion · con d s os d dar una arga imp tuo a, que agregando nuevos títulos á la glo ·a d 1 coron 1 F rraz qu la ma . daba asegurars el destrozo final d aqu 1 os prófugos. La olicitud d 1
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