Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 259 con efecto batidos los rebeldes en la calle del Sauce, i perseguidos furio– samente hasta el puente, en donde rehechos con las tropas que no habian entrado en accion, volvieron á dar el frente, i á ofrecer á las nuestras nuevos triunfos. Puestos los insurjentes en retirada f ueron alcanzados segunda vez á dos leguas de la ciudad en direccion de Huchumayo, i cargados con igual vigor i decision; pero reconociéndose mui superiores en fuerza á los realistas que se habían atrevido á perseguirlos, presentaron una actitud tan respetable, que indicaba su resolucion de comprar con su sangre el honor que habian perdido en los primeros choques. En medio del fuego guerrero que respiraba el gefe realista conoció lo crítico de su posicion i la necesidad de desplegar heróicos esfuerzos para que la victoria no aban· donase su constancia i empeño: destacado el comandante Echezarraga con 50 caballos por el frente, se dirigió Ferraz precipitadamente por el flanco derecho á tom,ar la izquierda de los 200 que todavía quedaban á los in– surjentes; pero como este segundo movimiento era mucho mas largo á causa de un barranco de dificil acceso, hubo Echezarraga de hacer alto para dar lugar á que su gefe ejecutase aquel movimiento. La indecision i poco tino del general Miller en no haber atacado á la primera columna, salvó en este dia á los realistas de su ruina. Respiró Ferraz cuando vió que los enemigos no habian avanzado de su posicion i aun mas cuando le dejaron aproximar sin h aberle presentado ma ofensa que una descarga de sus carabinas ; se arrojó entonces con tanto denuedo i vigoroso impulso que quedó enteramente deshecha aquella formidable co– lumna cerrada que había formado Miller. En esta última i decisiva carga que siguió por el espacio de legua i media, acabaron de p erder los rebeldes todos sus soldados i oficiales pue apenas se salvaron 25 ó 30 de los primeros i 4 de los egundos que no pudieron ser perseguidos por hallarse rendidos de la fatiga lo aballos d Ferraz. Fueron los trofeos de esta ilustre jornada la rendi ion de un co– mandante, un capitan, 4 subalternos i 160 independiente la mu rte d 5 oficiales i 47 soldados, i la toma d 142 caballo n illado , 98 carabi- nas, 120 cartucher as, 100 i tantos sable 60 lanza , i 3 clarin adema de los despojos qu pudieron r cog r 1 s vecino d r quipa i lo ofi- ciales i tropa de infant ría qu marchaban á r taguardia. Pocas acciones h ai comparables con la pr sente ya e on id r por la parte de arrojo ó por la de int lig n ia: 320 aballo n migos fu r n completamente destrozados por menos de la mitad d la fu :za d aqu 11 arma; porque si hi n la infant ría tu o una arl 1 prin ipi de la r frj ga, las argas suc sivas fu ro dada te r 1 caballería: se h ici r on por lo tanlo alLam nt r o ndabl s g í fi ia– les i tropa, i specialm n su digno on 1 F rraz u a p ·i ia, i-
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