Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 263 Trujillo i las negociaciones entabladas con el virei Laserna para zanjar amistosamente los negocios de aquel reino. Fortalecido Bolivar con tales armas, intervino en esta cuestion que podía llamarse puramente nacional; i poniendo en práctica primeramente todos los medios del exhorto, de la dulzura, i de una aparente conciliacion, descubrió por fin sus planes verdaderos de destruir aquel peligroso ene– migo; lo que consiguió sobornando algunos de sus gefes de mas confianza i en particular al coronel Lafuente, por quien fue arrrestado ingTata i pérfidamente, puesto á la disposicion de su inexorable rival, i conducido á Guayaquil sufriendo toda clase de tropelías i vejaciones, de las que fue libertado finalmente por la poderosa mediacion del almirante peruano don Martin Jorge Guise, i facultado á embarcarse para Europa en compañía de su fiel amigo i compañero de infortunios el general Herrera. Este revolucionario i el general San Martin se hallaron casualmente al año siguiente disfrutando de un mismo asilo, que fue la ciudad de Bruselas, en donde se sepultaron las locas aspiraciones i gigantescos pro– yectos de aquellos dos génios emprendedores, que habian estremecido la América del Sur con el ruido de sus armas i con el fuego de su seduccion é intriga. ¡Nuevo ejemplo del fin que deben prometerse los traidores á sus gobiernos respectivos! Aunque el orgulloso Bolivar se babia puesto á la cabeza de la re o– Jucion peruana, estaba mui lejos de tener la menor confianza en el buen resultado de su empresa: el aspecto de los negocios públicos era sumamente lisonjero para los realistas á fines de este año. Desde la jornada feliz de lea habian recorrido una carrera de triunfos i glorias; los enemigo habían sido batidos cuantas veces habian tenido serenidad para ponér eles al frente· el dominio de estos se ceñia por lo tanto á la sola capital de Lima i á lo paises situados al Norte de esta ciudad; el resto de aquel reino desde Tarma hasta veinte leguas mas adelante de Tupiza, que es una e tension de cerca de 600, estaba sujeto á las armas de S. M. i disfrutaba de la mayor tranquilidad, asegurada por la decision de sus habitantes que p · dian á porfia armas i ausilios guerreros para defenderse contra la d · sordenadas falanges rebeldes, cuyo espíritu opresor i violento habia borrade las primeras impresiones de independencia, i dejado en u z on u estorsiones i tropelías las semillas de desagrado i aversion. Los pueblos que mas se distinguieron en la fu ion de u 1 al sentimientos i que con mas mpeño pidi ron s r armados n def n a dE> los Reales derechos fueron los d angall astrovir ina Huanca li a. I scuchaca, Vilca, Moya, Cuenca, Chongos, Chupaca, Sicaya, Tarma, Aco– hamha, Palcamayo, Huasahuasi, i otros muchos que se hicieron acreedo– res al aprecio · gratitud de las legítimas autoridad . Eran por lo tanto batidas las gavillas en todas direcciones, ofr ciendo lo m di d di tin-
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