Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 273 tado Boli ar, en quien estaban apoyadas las lánguidas esperanzas de los mas despechados revoltosos; i con ella habria quedado enteramente con– cluida la guerra en estos paises; mas una imprevista borrasca, que e formó en las provincias del alto Perú, malogró el fruto de tantos sacrifi– cios, i fue causa de que este reino se emancipase en el momento mismo en que iba á quedar asegurada su obediencia á la metrópoli sobre bases mas firmes é indestructibles que en tiempo de la conquista. La guerra civil que se encendió por aquella parte i que tuvo una trascen encia tan funesta en la suerte de aquel vireinato, nos obliga á detenerno á refe– rirla pro1ijamente. La armonía que se había notado entre Olañeta i los efe que reemplazaron la administracion del virei Pezuela, babia sido aparente mas nunca franca i cordial: acostumbrados éstos, segun se ha dicho en otro lugar, á la táctica europea i á hacer la guerra con todos los elementos ~ientíficos que constituyen la fuerza de los ejércitos en Europa arece que no pudieron ocultar aquella siniestra prevencion que lle aron al Nuevo Mundo contra los gefes i oficiales guerrilleros, en cu o número e hallaba el citado Olañeta; i aunque los ilustres hechos é importantes er– vicios que prestó á la causa del Rei le hubieran reconciliado con lo ci– tados gobernantes, había quedado siempre resentido de la falta de aprecio i consideracion con que pretendía haber sido tratado, i di pue to por lo tanto á aprovecharse de la primera coyuntura favorable que 1 pr - entase para desfogar su refrenado despecho. Habia conservado asimismo Olañeta todo el tráfico i giro mercantil cuya profesion egercia cuando sonó la trompa guerrera n 1 lto Perú n 1810: todos los que habían mandado en aquella pro in ia habían condescendido con esta inclinacion, tan agena de la carr ra militar, con la esperanza de que por medio de los mucho ag ntes m r ial del referido Ofañeta se t ndrian, coro n fecto se tuviernn omunica ione i avisos mui útiles á la causa que d fendian. El virei La rna la toler · asimismo, si bien mostró may r desagrado qu su ant e or ponerle algunas travas que agriaron considerabl m nt gefe. onocia sin embargo la n e si<lad d v izar lo amargo d algu a d su m dida nerosidad i consideracion, con cuy moti de mariscaJ de campo en seti mhre d 1823, i le había d acifi a las provi cias de a Paz i Cochabamba. 1 1 acarg H asl n 1 m s d dici m.b e ele dicho año no babia mar ado lañ ta on ningun a L p si Liv su d s h di n ia ' insub rdina i n · p ro d d t momento paree s Janzó á oh ·a or sí solo, i tal v z ignorand ·1 l pi 'lago d mal s q u iba ' su ir . i on uhar al ir i hallaba n l uz o, i sin n r se d acu rdo co 1 gen ral r g te d l
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