Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 293 9 á Tarma, el 11 á Jauja, el 14 á Huancayo, el 22 á Huanta, i el 24 á Huamanga, cuyos puntos eran abandonados por los realistas en su reti– rada, verüicada con tanta precipitacion que al llegar al Cuzco se hallaron menos de 5000 hombres; cerca de 2000 habian desaparecido, en su mayor parte por la desercion. Apenas supo el virei la accion desgraciada de J unin, dió las órde– nes mas premurosas al general Valdés para que renunciando todo pro· yecto sobre Olañeta le abandonase las provincias del Alto Perú, i volase sin pérdida de tiempo en su ausilio para contener al orgulloso enemigo. Valdés obedeció esta orden superior i se puso en marcha con su acostum– brada celeridad. El ejército titulado libertador permaneció cerca de un mes en el citado punto de Huamanga, desde el cual se dirigió ácia la orilla del Apurimac. Figurándose Bolivar que los realistas no emprenderian su operaciones hasta que hubiera pasado la estacion de las lluvias que iba á principiar, ó bien porque creyese que reunidas las fuerzas realistas del Sur con las del Norte iba a ser irresistible su impulso, se separó del ejército para ir á Lima, segun algunos con la idea de organizar el gobierno i ace– lerar los refuerzos que esperaba de Colombia, i segun otros para que no recayese sobre sí la mengua de una derrota que recelaba. Puesto entonces á la cabeza de aquellas tropas el general Sucre reunió un consejo de guerra en Challuanca para tratar sobre los plane de la campaña. Aunque Bolivar le había dejado instrucciones de no mo– verse de sus cantones, temió que si los realistas avanzaban con todas sus fuerzas reunidas pudiera ser menos favorable su posicion. De acuerdo en esta parte con los generales La Mar, Lara i Miller, i no menos temeroso de que sus contrarios pudieran reforzarse considerablemente si se les dejaba en la pacífica posesion del Cuzco, se dirigió sobre Mámara con un batallon, un regimiento de caballería i un escuadron para reconocer la orilla dere– cha del Apurimac que ocupaban los realistas. En los días 10 i 11 de octubre llegó la division del activo Valdés al Cuzco á consecuencia de una de aquellas rápidas marchas que le die- 1·on tanta celeridad en el Perú. Para conciliar mas estrechamente lo áni– mos, para asegurar mejor una esplícita obediencia cual se requería de to– dos los gefes, i para redoblar el entusiasmo con el prestigio de la autoridad superior, dispuso el virei ponerse al frente de aquella campaña .como lo había hecho en la mui importante i gloriosa del año anterior. El ejército realista se formó en tr s divisiones de infantería i una de caballería, mandadas aquellas por los generales Valdés Monet i \ i– Halohos, i esta por el brigadi r Ferraz. La de Valdés componia d 1 primer hatallon del Imperial, del de Cantabria, Centro i Castro· la d Monet tenia otros cuatro cuerpo , que lo eran el prim r batallon de Burgo el segundo del primer Regimi nto, el de Guias i el de ictoria · i la d
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