Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

302 MARIANO TORRENTE iedad de todo el e1ercito manifestada en los pasquines que dias anterio– res hahian aparecido en las tiendas de los generales; todo hacia ver la nece idad de provocar el combate mas bien que de escusado. Todo pues justificaba la acertada resolucion de fiar la suerte de las armas á una batalla que se presentaba con caractéres los mas favorables. De acuerdo con los mismos gefes se formó el plan de ataque. La anguardia debia desalojar á los enemigos que ocupaban la casa de que e oo hecho mencion, mientras que la division Monet aproximaba las cabezas de su columnas sobre el barranco de frente, i dos batallones de la divi- ion de Villalobos siguiendo la cresta de la barranca de la izquierda e ~ ituaban en escalones á la altura de la línea de cazadores, cubriendo al mimo tiempo su flanco. Los dos batallones de Gerona i el de fernando VII fueron colocados en segunda línea para servir de reserva, dispuestos de modo que pudiesen operar con oportunidad sobre el parage en que e requiriese su apoyo ó de formar un punto de reunion en caso de algun impre isto contraste. La caballería debia descender al llano, formar la faquierda del ejército, i sostener la artillería. erian las diez de la mañana cuando estas diversas e0lumnas em– prendi ron sus respectivos movimientos en busca del enemigo. El general Valdés ocupó la ca a fuerte arrollando los tres batallones del Perú qne e habían adelantado sobre el barranco para sostener las compañías que defendían dicha ca a; i e hallaba asimismo empeñado con toda la re– er a del ejército enemigo que Sucre comprometió con la mayor torpeza cuando por la otra alas to~aba la batalla un carácter mui díferent . l primer batallon del primer regimiento mandado por el coronel Rubin de Celi que segun las instrucciones que se le habian comunicado debía tan solo llamar la atencion de la derecha enemiga, se lanzó imprud n– temente al llano, i habiendo caído sobre él la division de Córdova fue ba– tido deshecho, caido i puesto en total di persion con la pérdida del mismo Rubín i de su comandante. El s gundo batallon del Imperial destinado á sostenerle participó cobardemente de la derrota de Rubín sin haber apenas disparado un tiro. F.l general Monet que e hallaba en este momento al borde del barranco de su frente, arrebatado por un e cesivo ardor, en vez de esperar en tan buena posicion á que la vanguardia completase su movimiento, la caba– llería acaba e de bajar i formar en el llano, i la artillería e de car<Ya de las mulas i se situase en los puntos convenidos, creyó sin duda qu podía reparar el descalabro de la izquierda; con cuyo obj to i con el d sosten r el batallon de guia que había sido di eminado en gu rrilla avanzó de frente antes del tiempo que le había sido prescrito. Así, pues, sin considerar que tenia sobre sí la di vision victorio a d Córdova, apoyada por ocho escuadrones de caballería, emprendió el pa o del barranco con una intr pidez prematura: do de su batall n habian

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