Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
304 MARIA O TORRENTE grienta campaña ontra Olañeta · u coronel Ameller no e i tia· lo uatr apitane de la ompama de preferencia habian sido tambien pu to fu ra de combate· el lugar de tanto veteranos aguerrido e taba ocupad por recluta tomado á la fuerza do me es ante i por prisionero d lo últim ombate , d quiene no podía e perarse razonablemente nirnnm d aqu llo fuerzo qu exigía la ituacion de lo nego io . G rona aband nó por primera z n el Perú al general que lo conducía i por prim ra z tambien fue deshecho in haber e batido. Ci nto nov nta i ~ei homhr del batallon de F rnando II resto de lo 700 con que ·u rpo habia alido del Cuz o, hicieron desde la última línea de re er a una muí débil ' in ignifi ante re i tencia. Fru trado todo lo e fuerzo de los generale i gefe realista herido 1 ir i i h ho pri ionero al tiempo de retirar e á la po icion que o upaba 1 itado batallon de F rnando VII eran ya lo enemigo dueño d 1 amp ' la una del dia c pto de su izquierda, en la que eguia batiéndo e gl - rio ament la di ision Valdés ignorando la suerte de la demas tropa · ·uand e vió envuelto por la mayor parte de las contraria libres ya de tra a tencione i obligado á formar martillo para contener el furio o em– puj . Fu en tonce cuando conoció que la batalla se babia terminado d un modo funesto: u ituacion no le permitía retirarse porque tenia com– prom tida a i en uadro toda u tropa ni podía proponer e otro objeto n tan d e p rada cri i sino el de entretener al ejército nemigo 1 liemp p ibl para dar lugar á que e r unie en lo di p r o . Ll g' finalment la hora de la de gracia: fue nt ram nte arrollada ta bizarra di i ion; Valdés se entregó á todos lo e e o d 1 dolor i d la d e peracion · e le ió bu car con ansia la muerte por toda parte . n t– derando la ida como un pe o in oportable de pu de aqu lla d rrota · al– guno d u gefe i oficiale s la salvaron in embargo, arran ándol de aquel teatro de sangre al favor de la confusion que reinaba en 'l i a i 11 gó á r unirse n las altura de la retaguardia con unos 200 hombre d aball ría qu acompañaban al g neral Canterac i con uanto di p r o d la izqui rda i ntro habían podido ser rncogid p r el traordinari arrojo d alguno gefes i oficiale . Lo [u rz d to sin emharg fu ron g neralm nt in fica 1 capitán ala fue mu rto por lo mi mo oldado qu habja tratado d reunir; el brigadi r orno ur io i otro tu i ron pu á l frir 1~ual uert . o deb rá parecer e traño e ta conducta de parte de aqu lla tropa : formadas d lo prision ro de la anteriores batalla ó de indios i cholos arran- ados de us h gares, trataban lo primeros de olver á u fila lo gundo de r gre ar al seno de sus familias. Solo el prestigio de la i t ria 1 mági o ascendiente del nombre e pañol pudieron on r arl n In oh i ncia de lo reali ta en m dio de u mayor pr d' po icion á gun- / dar la causa de la ind pendencia. Si se hubiera ganado la batalla d a-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx