Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

318 MARIANO TORRENTE con He ia en Vitiche á donde le habia mandado rnplegar e dirigió apresuradamente con tra Medinaceli que venia sobre él. Resuelto ya á no sobrevivir al dolor de que estaba po eido su cora– :10n al ver irr emediablemente perdida la noble causa que tantos afanes le ha– hia costado por traicion de los mismos gefes americanos i de sus mayores confidente : á quienes había ten ido la funesta política de colmar de bene– ficio confiándole los mandos mas importantes sin embargo de constarle la propen ion de muchos de ellos á la independencia empeno una vi a accion en dicho punto de Tumusla , en la que la de ercion de otra parte de sus soldado i un tiro de fusil asestado por ellos mi mos cortó en 1? de abril de 1825 los preciosos días de este malogrado español, quedando el enemigo dueño de todas aquellas provincias, pues que Valdés se vió a imi mo precisado á capitular. En medio de los defectos atribuidos al general Olañeta resplandecen irtudes poco comunes i relevantes servicios que le han hecho acreedor á que u memoria sea respetada. Uno de sus mas grandes errores fue en nuestro concepto la poco acertada direccion que dió á esta última cam· paña . Si desde Cochabamba i aun desde Potosí se hubiera dirigido á Chu– quisaca para replegarse su ce ivamente sobre Vallegrande i Santa Cruz d Ja ierra habria podido sostener la guerra mucho tiempo, i haber dado lugar á que de la península hubieran llegado nuevos refuerzos, i aun en último apu ro habria podido salvar las reliquias de su ejército en las pro· incias de Matogroso; pero encerrado entre los fuegos de Sucre i de las pro incia de Buenos-Aires, i vendido alevosamente por sus mismos ol– dados fue víctima de su confianza i de su falta de cálculo. Asi, pues, concluyó la gu erra del P erú: asi e eclipsaron lo bri– llantes triunfos conseguidos por la lealtad de tanto ben mérito guerrero: 1 génio de la di cordia fue la cau a principal de este fatal desenlace. ·Plégue al cielo que estos recuerdos sirvan de permanente leccion para que los bravos españoles no pierdan en lo su cesivo por falta de armonía entre sí el mérito de sus hazañas! La pérdida del P erú fue tanto ma . ensible cuanto que sucedió cuando menos e esperaba cuan do ya u defen- ores habian de truido casi todos su enemigos, cuando ya habian corrid<> todos los riesgos de penosas campaña , i cuando ya habían adquirido el re· nombre de in encible . o no admiramo por lo tanto de er á algunos d lo gefes de dicho jército r eali ta denamar lágrimn de dolor iempr que habla en su pres ncia de tan fon to acont cimi o to . Orgullo os los enemigo con sus brillantes triunfo e propa aron á mancharlos iolando r epetidas veces la capitulacion de Ayacucho. El bri· gadier Echavarría, que babia quedado mandando la guarní ion d Puno á la salida del general Maroto, i que amparado de la cit ada apitulacion ba– bia tomado pasaporte para España por la via de Bueno -Aires á fin de r o· ger su familia en Potosí se había visto precisado á oh de r la órd n d

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