Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

320 MARIANO TORRENTE por hallarse con la column: de Villagra, el que lo era efectivo teniente coronel don Isidro Alaix. 1 Dicha plaza del Callao había sido hallada por los realistas con in– menso repuestos de víveres, armas, municiones, pertrechos i efectos pú– blico i privados, como que babia sido escogida para el depósito general de todo el material del ejército i aun de muchos objetos de la capital. Rodil e dedicó desde el principio al arreglo del castillo, restaurando con inteligencia i actividad el deterioro que hahia sufrido. Todas sus obras de defensa quedaron completamente artilladas, i con particular esmero los do torreones, el Caballero de casas matas i los cinco baluartes i cortinas de que consta dicha fortificacion; se prepararon asimismo algunos mortero i la cresta del merlon se vió cubierta de granadas cargadas para arrojar al foso en ca o de a alto. No fue menos respetable el estado en que fueron pue tos los fuertes laterales, llamados San Miguel i San Rafael asi como las batería del ar enal i Moyano, renovando i abriendo foso para toda la trinchera que se había construido desde la plaza á San Miguel. Otro de los graves cuidados del celoso brigadier Rodil hahia sido la formacion de fuerzas navales tan necesarias para el sosten de aquella plaza. La ca ualidad le proporcionó mui pronto una corbeta ingle a mer– cante, llamada la E ter, la que fugándose de Chile con algunos oficiale e pañoles prisioneros en aquel reino hahia buscado un asilo en los fuerte del Callao contra la persecucion de los insurjentes. Armado este buque por Rodil i nombrado teniente de fragata su capitan Gul, prestó impor– tantes servicios con el nombre de Victoria de I ca. Se armaron a imismo tres bergantines con lo nombres de Pezuela, Moyano i Constante i o ho lancha cañoneras con p.iezas de grueso calibre. El e~ tado de los negocio& se presentó al principio del modo ma li onjero: lo oficiales i gefes del ejército insurjente volvian á la fila de lo leal s con la misma facilidad · con que en el año 20 habían d er– tado de ellas: todos eran admitidos en sus clase re pectiva · alguno lo fueron n la divi ion del Callao; pero los mas pasaron al ejér ito de Jauja. Torre Tagle i Berindoaga volvi~ron á sus propia ca as de Lima. ha ta que tomada esta ciudad debieron refugiarse en el castillo. La tropas enemigas que habían quedado en la pro incia de Lima aunqu poco numero as, no dejaban de hostilizar á la di i ion d 1 Callao. i d ofrecerle 'Ocasiones de acreditar su valor: entre la a ione pTin t– pales dada n este año , merecen particular mencion la d 1 6 d ma en aquí por Villagra, el combate naval travado por lo in urj nt n la noche del 10 de julio en la bahía con el objeto de lle ar nu tro buque ; otro choque dirigido en 18 por el comandant g n ral Rodil desde el ri hasta Aznapuquio; el que sostuvo en Piedras gorda el coron 1 Ramirez en 24, i 1 de 3 de no iemhre sobre Lima, Este último n parti– cular consolidó la opinion milita1· del teniente coronel don I idrn lai ' ,

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