Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 321 el cual, por haberse ausentado momentáneamente el comandante principal Aznar, se puso á la cabeza de las tropas i obtuvo una gloria brillante, arrollando completamente las fuerzas rebeldes i persiguiéndolas hasta las mismas calles de la capital, dejando por todas partes sangrientas señales de su victcria. Fue muí celebrado este rasgo de acrisolada decision i valor, i sus efectos sumamente ventajosos al estado de la plaza. No babia sido menor el mérito contraído por este digno gefe en la accion de Caqui, porque si bien la mandó Villagra, se debieron sus felices resultados al referido Alaix, quien al frente de solos 50 caballos se metió por retaguardia entre los 1500 insurjentes que se hallaban en aquella po-– !-icion, introdujo en ellos el mas completo desórden, sembró el campo de cadáveres enemigos, i cuando ya estaban sus soldados cansados de de cargar mortüeros golpes entró la infantería á participar de los honores de aquel ilustre triunfo. La 3dquisicion del Callao habia sido de la mayor importancia para el ejército realista: de aqui salian ausilios i pertrechos de toda clases~ con los que se podía dar mayores estension á las operaciones militares. La columna con que el coronel Loriga llegó á dicha plaza á mediados de mayo á embarcarse para España, regresó á sus cantones conduciendo una porcion considerable de armamento. El coronel La Valle e llevó otro gran convoi á principios de junio, escoltado por algunas compañías, con las que se babia presentado en la plaza, i por otras cuatro del Infante i Are~ quipa que salieron para reforzar el ejército. A consecuencia de la accion desgraciada de J unin se mandó que toda la caballería del Callao pa ara á llenar aquellas bajas, como lo verificó el escuadron de San Cárlo á las órdenes del coronel Villagra á mediados de agosto. El dia 12 de setiembre lo fue de alegria i contento para los defensores del Callao : la falta de u.na marina respetable capaz de con– trarestar las fuerzas rebeldes se había hecho ensible en aria ocasione en que habría podido quedar enteramente e terminado ,el génio de la insurreccion. La llegada, pues, del havío Asia i del bergantin Aquile procedentes de la península, disipaba lo temores que se habían concebido obre la posibilidad de cons rvar mucho tiempo aquella plaz~ i llegaba á quedar estr hamente bloqueada. El capitan d navío don Roque ruz ta que mandaba dichos buqu s, i á uyas órdenes fu ron pu to lo qu había armado Rodil anteriorm nt , podia dominar 1 pacíÍic a gurar el triunfo de las tropas terrestres. onoci ndo el citado Rodil Ia· importan ia d ta cuadra en aquellas circunstancias se prestó á entr gar abundant m nt uanto Gru- zeta pudo necesitar para tomar una actitud impon nt : marin ría víver fondos , jarcia, armas, municion s; todo se va ió obr ll n pr f r n ia á cualqui ra otra ate cion. El brigadi r don Mat o Ramir z mbar ' asimismo á su bordo con 200 soldados s ogido .

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