Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

14 MARIANO TORRENTE mas precioso para asegurar el éxito, fue designado por comandante de la espedicion, compuesta de 900 hombres, el mayor general don José Córdova. E n tra este gefe esforzado en Tupiza el dia 6 d noviembre ; el enemigo ha– bia evacuado aquel pueblo en el dia anterior, i se hahia situado á dos le– guas de distancia mas ahajo de la angostura del r ío: l a villa de Tarija au– silió á esta azon al general Balcarce con 200 h ombres mandados por el viz. caino Larrea. Balcarce levanta su campo de la angostura, i pasa á ocupar el pueblo de N azareno, situado al frente de Suip acha: la lentitud de Cór– d ova en atacarle clió lugar á que en el dia 7 llegasen á los independientes nuevos refuerzos, un obus, i muchas cargas de municiones. Conviniendo al astuto enemigo que Córdova ignorase aquellos socorros esperando que así sería mas ciega su confianza i mas fácil su derrota, envió por el mismo ca– mino algunos espías bien amaestrados en el arte del disimulo los que ca– yendo con estudio en manos de las tropas realistas, las confiI'maron dolo– samente en la fatal creencia del lastimoso estado de los independientes. Recreandose ya la imaginacion del tan bizarro como incauto Cór– dova con los soñados triunfos, que daha por eguros sobr e las tropas enemi– gas, apresuró su marcha, i entró en Suipacha á las doce del mismo d ia 7 . Mas sagaz en esta ocasion el caudillo argentino , hace u n breve movimiento oon algunos soldados ácia la playa, los que en cumplimiento de sus ins– trucciones se retiran precipitadamente á la vista del enemigo, aparen tando un temor, que no era mas que estratagema para atraer las tropas del Reí, i envolverlas luego con las emboscadas que al intento tenian preparadas en las gargantas de Charaya. Viendo Córdova la aparente fuga del enemigo, parte como un rayo contra él, estiende su linea de batalla hasta un tercio mas allá de la playa, rómpese el fuego , bátense las tropas con el mayor de– nuedo; pero en lo mas vivo de la pelea cae Balcarce sobre los peruanos con toda su tropa i artillería; dirige principalmente sus fuegos contra la tropa escojida de marinos i veteranos; rájase un cañon, desmóntase otro; asoman al mismo tiempo grupos de indios curiosos por las lomas i campos que dominaban la vista de la refriega; se desconcierta Córdova atribuyendo á una bien calculada comhinacion lo que era efecto de una rara aunque fu. nesta casualidad; cree que aquellos paisanos son tropas de reserva· ve en el entretanto desordenado su centro de batalla, rotas las alas, i en parti· cular In izquierda puesta en fuga; sus soldados se de mayan, temen caer ein las despiadadas manos de sus contrarios, y no hallan mas esperanza para salvar sus vidas, que entregarse á una fuga precipitada. Todo se per· dió en esta desgraciada batalla: dos cargas de plata, artillería, tiendas de campaña, municiones de guerra i boca i cuantiosos despojos fueron los trofeos del victorioso Balcarce. Aterrado Nieto con la triste nueva de la derrota de Suipacha i no menos agobiado su ánimo con el peso de 70 años, en medio de la f uga. que era el único arbitrio que le quedaba, tuvo la prevision de enviar á Po-

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