Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

322 MARIANO TORRENTE Cuando ya se h alló dicha escuadra perfectamente pertrechada alió á batir á la peruana que se hallaba á la vista del Callao, i aunque el combate se decidió á favor de los español es , fueron sin embargo poco importantes sus resultados si bien la fragata Prueba ufr ió tal descalabro, que debió pasar inm ediatamente á Chancai para recibir una reparacion provisional: con la que p udie e habilitarse hasta llegar al astillero de Guayaquil. los pocos dia salió dich a escuacha de las agua del Callao á recorrer la costa d e Intermedios, en donde tuvo algunos tiroteos con lo bu ques chilenos ; pero habiendo llegado á este tiempo la noticia de la ba– talla de Ayacu cho , se llenó Gruzeta de asombro, i desembarcando en la costa la tropa que hahia tomado á su bordo en el Callao, i despachando p ara Chiloe i E sp a ña los buques armados en este punto, se hizo él á la vela para Manila con su n avío i con los bergantines el Aquiles i e1 Constante. Hallándose sobre la isl as Marianas se le sublevó la tripulacion deJ na ío por una disputa acalorada ocurrida entre un oficial de marina i un contramaestre . La marinería tomo parte á favor de este último se apoderó de las armas i a restó á su s oficiale los que probablemente habrían sido sacrificado á su furor sino se les hubiera calmado con la distribucion de diner o, á cu yo recur so apeló el brigadier Ramirez. Los oficiales del bergan tín Aquiles zarparon anclas cuando oyeron aquel alboroto: el n avío salió en su busca· pero la mayor ligereza de .aquel buque lo puso p ron to fu era de su alcance. Regresando entonces el navío á su fondeadero i careciendo de una persona que supiese dirigirlo obligaron los alzados al cap itan del Constante á encargarse de su gobierno á lo que hubo de acceder dich o oficial con las mas solemnes prole ta comprobantes la coaccion . Dej ando entonces en tierra á todo lo pre o para reembarcarlos á bordo de un buque anglo-americano , que e hallaba accidentalmente en aquellas aguas, se h izo á la vela para la co tas de Méjico, á cuya república fue entregado villanamente dicho na ío. Aunque el bergantin Aquiles habia podido salvarse del primer furo r de los amotinados, sucumbieron sin embargo su s oficiales á otra uhl - vacion de sus mismos sol dados i marineros, los que a ignándol igual suerte que á los del navío se pasaron á los insurj entes de Chile · ¡horribl mancha, qu no podrá borrarse sino con el sacrificio e pia tori o de todo lo perpetradores de tan horrendo crímen! Si bien la conducta del capitan Gruzeta h a sido declarada exenta d culpa sohr este terrible suceso, que parece no estu o en u ar bitrio evitar, resultan otros cargos, que sino l e hacen desme ·ecer 1 buen con~ cepto que ha sabido grangearse cerca del gobierno, se p re entan in m– bargo á rebajar los títulos de recomendacion que habria podido adquirir.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx