Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 325 columna, que compuesta de las compañias de cazadores i del citado escua– dron volante, cuhria de dia el forrage , i se replegaba de noche á la trinchera. La gran disminucion que se nota en la fuerza efectiva de esta guar– nicion se debió á la salida de varias columnas que ya han sjdo indicadas como fueron las de Avalle, Ramirez i Villagra, i asimismo á la gran mor– tandad que ya babia principiado por un efecto de las contagiosas enfer– medades. Estas se aumentaron considerablemente cuando se hubo e tre– chado el sitio. El espíritu de insurreccion, que babia invadido todas la clases del ejército, i que fue mayor desde que se supo la batalla de Aya– cucho, obligó á sacrificar algunas víctimas á la conservacion de dicha pla· za: una sola de estas conspiraciones costó la vida á 36 individuos: in este rigor no babria sido posible refrenar su desmoralizacion; pero de todo modos estas eran bajas que se hacían mui sensibles para defender una línea tan vasta de fortificaciones. Empeñado Bolivar en dar un golpe de mano que esparciese la con– fusion i alarma dentro del Callao, tomó las disposiciones para batir por sorpresa la columna que diaramente salia de aquel punto. Cuando ya ésta se hallaba en el dia 16 de febrero fuera del tiro del cañon e vió impetuosamente atacada por dos ó tres batallones i por cuatro escuadrone · de lanceros, que en la noche anterior babia hecho emboscar con el mayor disimulo. Aznar, que mandaba dicha columna, aunque la defendió con bizarría, babria sido envuelto probablemente sin la oportuna llegada de la caballería al mando de Alaix: el choque fue empeñado i angriento· lo enemigos tuvieron 250 hombres puestos fuera de combate; i aunque la pérdida de los realistas fue de 85, quedaron sin embargo airo as la arma. de Castilla, i cubiertos de gloria todos los individuos de dicha columna, especialmente Aznar, Alaix, Tiscár i Zavala; pero ya desde este momento fue preciso renunciar á toda salida de la plaza. Luego que Rodil tuvo conocimiento del de graciado u e o de Junin, promulgó un bando para que evacuase dichos fu rtes todo indivi– duo que no tuviese víveres para ma de eis me e : fue eludida ta orden por una porcion considerable de individuos que por hallar e umament compromPtidos en la causa del Rei no se atrevieron á abandonar aquel asilo por no caer en manos de sus contrarios: de aquí r ultó la gran mi ería que se introdujo entre ellos, 1 aum nto del corbuto i la mu rt que sufrían con mas gusto en medio de los leal qu de la mano de los rebeldes. Ya desde el mes de mayo no e dió racion en la plaza ino á lo mpleados en el s rvicio, i aun é ta e fue di minuy ndo d dia n día. Cuando ya se hubieron consumido todos lo ahallos mulas gato p rro ~ · hasta las ratas: i cuando ya los vív r ubieron á tan alt pr qu las gallinas llegaron á venderse á 25 ó 30 pe os i en igual propor ion l
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