Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU 329 Este virtuoso eclesiástico, que ya desde los primeros movimientos de Charcas en 1809 babia puesto sobre las armas 200 hombres del curato de Tupiza que entonces desempeñaba, que por éste i por otros importantes servicios habia sido nombrado vicario general del ejército, que por iguales razones i por haber venido á España en comision habia obtenido una ca– nongía de Lima en 1812, i que á su regreso hahia continuado con igual esmero i decision sus servicios por la buena causa hasta 1822 en que hizo un segundo viage á la península; este entusiasmado realista que hahia merecido los mayores elógios de los vireyes Abascal i Pezuela i de lo generales del Alto Perú, fue nombrado en 9 de agosto de 1825 obispo ausiliar de Charcas i comisionado régio para los fines que acaban de espresarse. Fue tal la actividad i celo desplegada en e ta oca ion por e te benemérito prelado, que emprendió su marcha á los tre día con arios oficiales que creyó podrian serle útiles para el desempeño de tan delicado encargo. Al llega-r á Rio Janeiro abrió sus negociaciones con el emperador del Brasil, al que halló mui propicio para segundar sus planes pue que de ellos podia resultar el triunfo de la lucha en que e taha en uelto á aquella sazon con los republicanos de Buenos-Aire . Entabló a ím' mo dicho La Torre activas comunicaciones con muchos oficiale i ecinos de Santa Cruz de la Sierra i de la provincia de Chiquitos que e habían refugiado á las de Matogroso i Cuyaba. Envió igualmente ugeto de toda su confianza á lo interior de dichas provincias españolas para preparar la opinion á favor del Rei i asegurar un feliz resultado de toda tentati a que se hiciese por alguna fuerza armada esterior, pues que la interior había sucumbido completamente desde la muerte de Olañeta. Esperimentando las comunicaciones con la Córte los atraso con i– guientes á tan largas distancia , agotados por otra parte lo fondo que babia llevado f>l citado comisionado para principiar u operaciones, n– torpecido por esta causa el curso de ellas, i no atre iéndo e á pa ar á la provincia de Charca , por carecer d las bula nec aria para el de em– peño de u apostólico d tino , s dirigió á Monte idéo d de cu o pu rto volvió á la península cuando s con enció de que no entraba p i· ntonce en las miras del gobi rno pañol dirigir pedicion armada obre el mar pacífi o. Así, pues, aunqu no tu o u d bi o umplimi nto ta honr a omi ion no d j ' por e 1 ref rid obi p Torr i V ra m no a r ditada m fid ]idad á nu str augusto b ran u ardí nt lo porqu di- chas pro in ias d l P rú vol i ran á di frutar d 1 b nefi io d l restauracion. Los r publicanos agitaban n el ntr tanto las intriga qu on propias de su loca amhi ion, i d la olubidad d u ará t r. abi 'ndo r unido n Lima á prin i ios d 826 un nu ngr o n ral
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