Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú

18 MARIANO TORRENTE nian espontáneamente á alistarse bajo sus banderas, i á ofrecerle cuantos ausilios podia necesitar para llevar adel ante su atrevida empresa . Los ta– lentos políticos desplegados por el bizarro Goyeneche en esta ocasion, es– ceden á todo elogio. Conociendo la importancia de aquel pais, sus grandes riquezas la influencia de la nobleza, su numerosa poblacion, la estension de su territorio, su favorable situacion i el noble orgullo que le in:fundia su antiguo carácter de capital del reino, se esmeró en comp rometerla por la causa del Rei, i lo logró con tan brillante r esultado que superó los cálculos de l a prevision, i dejo atónito al mismo virei Abascal , cuya suerte, asi como la de todo su vireinato, estaba pendient e del mayor ó menor acierto de las operaciones de dicho gefe. Su porte afable, sus modales finos é insinuantes, su pen etracion sutil. su conocimiento práctico del genio i carácter de sus paisanos, su fl.exibilidail i condescendencia en aquellos defectos que no arguyesen una malicia de CO· razon, su tino é inteligencia en halagar el amor p ropio del pueblo i su gloria nacional, su sagacidad en escitar una noble emulacion i competen– cia contra los pomposos triunfos tan decantados p or las tropas ausiliares de Buenos-Aires, su amor i fidelidad al Rei. de cuyas sublimes ideas supo impregnar el ánimo de aquellas gentes, habiendo tenido l a felicidad de penetrarlas con su espresiva elocuencia i profundo r aciocinio . "de que no podian ser felices si se dejaban dominar de la influencia estrangera;" i finalmente su maestría en dirigir las voluntades, eran las mejores garan– tías en tan apuradas circunstancias para mantener aquellas provincias bajo la obediencia i sumision, á fin de que renaciera de ellas el ~enio de la victoria, que borrara la afrenta de las horcas Caudinas ó el deshonor de las legiones de Vario. Fijo siempre este infatigable i celoso americano en su grandioso pro– yecto, de que una parte de la misma América destruyese los criminales pla– nes de independencia levantados por la otra, trató d e dar un p{tbllco testi– timonio al mundo, de que si en aquel nuevo continente se abr igaban seres desorganizadores é infieles á la madre comun, a la que debían todo en el órden :físico i moral. los babia asimismo dignos vásta~os de los P izarros, que justificando la noble sangre que corria por sus venas, estaban prontos á sellar con el sacrificio de sus vidas. su fidelidad i amor al T rono español, i su constancia en sostener el legítimo imperio, fundado por la r azon, por la justicia, por la religion i por la conveniencia. Manejando el general Goyeneche con destreza estos br illante.s resor– tes., supo identificar con su causa á toda la nobleza peruana al r "spetable clero, á los hacendados, negociantes. i finalmente á todas l as clases del pue– blo. La hase del ejército que principió á formar, se componía de solos 200 hombres que habia hallado en la guarnicion del Cuzco: debe asombrar por lo tanto como á los seis meses hubiera podido reunir 8.000 que por su disciplina, instruccion, bizarría, entusiasmo i arrojo podían ser pro-

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