Memorias diarios y crónicas historia de la revolución de la independencia del Perú
P ER U: 1812 Estado del Perú á principios de 1812. Batallas de Suipacha i Na– zareno. Pretendida negociacion del general Goyeneche con el ge/e insurgen-– te Pueirredon. Repliegue de los rebe"ldes á Jujuí. Sujecion de Cochabamba. Espedicion del mayor general Tristán contra las tropas de Buenos-Aires. Ocupacion de Jujuí i Salta. Batalla del Tucuman, funesta á las armas del Rei. Retirada de Tristán á Cobos. Ataque de ]ujuí sostenido por el coronel realista Socasa. Principio de nuevas agitacione.s producidas por los reveses de Tristán. Al principio del año 1812 se hallaban las divisiones de los coroneles Lombera, Astete, Socasa, Conde de Casa-Real, Peralta é !mas maniobrando sin cesar en diversas direcciones desde Sicasica ó Potosí. A pesar de su de– cision i de sus continuos movimientos, iban tomando incremento las gavi– llas de los insurgentes; la comunicacion de !as provincias estaba intercep– tada; los facciosos se habían cebado de tal modo en el pillaje que no babia propiedad, asiento, mineral, ni estancia, libres de sus incursiones; i era mui frecuente no dar cuartel aun á los infelices paisanos que caían en su poder. Acia el mismo tiempo estaba la vanguardia realista en Suipacha al frente de los rebeldes de Buenos-Aires, que hahian tomado posicion en el pueblo de Nazareno: reforzados éstos con 200 hombres, que había conducido el teniente coronel don Martin Güemes de la provincia del Tucuman, habían completado una division de 2000 hombres, doble en número á la de los realistas, que escasamente pasaba de 900. Ambos cuerpos estuvieron acechándose hasta el día 12, en que Diaz Velez, comandante general de las fuerzas rebeldes, trató de atacar por sor– presa al ejército del Rei, i desempeñó con tanto tino sus bien combinados planes, que había ya cruzado el rio con una gran parte de sus soldados, es· pecialmente de caballería, cuando los del Rei echaron de ver el grave pe· ligro que les amenazaba. Si bien estaban desprevenidos i desbandados por el pueblo, desplegó su ilustre comandante tanto vigor i energía en aquella crisis, i se vió segundado tan bizarramente por ellos, que á los primeros ti.ros se fueron reuniendo en batalla para rechazar al orgulloso enemigo. Llenos, pues, del mas heróico valor, i resueltos á sacrificarse antes que ren– dir vergozosamente las armas, trabaron un choque terrible i sangriento, cu– yo descalabro se aumentó por la parte del en migo al intentar vadear el
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