Misiones peruanas 1820-1826: misión García del Río-Paroissien

PROLOGO Había llegado la Expedición Libertadora al Perú y había cum– plido una serie de importantísimos actos tanto militares como po· líticos. Entre ellos pueden considerarse como los más significati· vos, por las repercusiones que produjeron en el seno del gobierno virreinal y en el ánimo entusiasta y esperanzado de los patriotas peruanos, la triunfal campaña de Alvarez de Arenales en la sierra central peruana, la captura sorpresiva y valiente de la ESMERAL– DA en la rada del Callao, los pronunciamientos libertarios produ– cidos en todo el norte del país,, la desocupación de Lima por las fuerzas realistas, y la ocupación de la capital por San Martín, que en acto público y solemne proclama la independencia del Perú. La patria libre surge así por voluntad de los pueblos que con· jugaron sus esfuerzas para la causa común y por decisión clara y firme de los peruanos que desde mucho tiempo atrás esperaban el momento propicio para entregarse de lleno a la obra de conseguir la independencia. "Fue tan decidida la adhesión de los habitantes del Perú, y en particular la de las distintas clases en que se han ra– mificado las razas de origen primitivo, que ella inclinó sin duda la balanza del destino en favor de la libertad del país; y este podero– so elemento, comprimido como lo había conservado el poder colo– nial desde Túpac Amaru y Pumacahua, a manera de los gases vol– cánicos, empezó a hacerse sentir desde que la expedición tomó tie· rra en Pisco", dice el Coronel Jerónimo Espejo, testigo presencial de los hechos, quien vino como Ayudante del Estado Mayor del Ejército de los Andes. Pero con la proclamación de la independencia en la Plaza de Armas de Lima no concluye la obra de la libertad en el Perú. Mucho había por hacer todavía, y en esta tarea se producen reveses y sa· crificios, alegría y desconsuelo, fervor patriótico e indeclinable vo- XI

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