Misiones peruanas 1820-1826: misión García del Río-Paroissien
pesar de que este edificio no fuera el ideal, el reclamado en esos mo– mentos por el pueblo. Tal era el pensamiento del Libertador San Martín en aquellos instantes cruciales de su labor como máxima au- . toridad política y militar en territorio peruano. "Primero es asegu· rar la independencia, después se pensará en establecer la libertad sólidamente", dice el decreto que crea el Protectorado. Pero si su pensamiento no era del todo adecuado a las circunstancias y acaso adolecía de error de principio al creer que el pueblo peruano no se hallaba preparado para recibir una forma de gobierno acorde a los nuevos vientos que predominaban ya en algunos países de América, en todo caso obraba sin pasión, con lealtad y sinceramente; por su mente no pasó otra idea que la de concluir la libertad del Perú, echando mano de todos los medios que tenía a su alcance, a la vez que establecer los organismos que a su entender eran los más a pro– pósito para ese momento. Además, antes que político era un militar experimentado, con conocimiento profundo de su profesión; y por esta razón podía equivocarse al intervenir en asuntos que excedían esta esfera, pero si se equivocó fue de buena fe y él mismo pudo re– conocerlo gallardamente, porque era respetuoso de los derechos del pueblo peruano, cuyas soberanas decisiones para dirigir su propio destino eran sagradas para él. Al fijar brevemente la situación política y económica del Perú en el segundo semestre de 1821 y en 1822, lo hacemos convencidos de que ella influyó en la decisión adoptada para enviar Misiones al extranjero, y porque puede ser útil a los historiadores extranjeros para el estudio que realicen de la documentación de este volumen. Dejamos de lado el aspecto militar, también fundamental para tener una visión general más o menos completa de la situación del go– bierno y de los pueblos libres del Perú de aquel tiempo; pues, por obvias razones, no interesa a este trabajo ni constituyó materia que en alguna medida entrase en las gestiones de los agentes diplomáti– cos, habida cuenta de ser los hechos respectivos harto conocidos en sus más diversas secuencias. El primer paso concreto dado por San Martín para establecer una forma de gobierno que sirviera para dirigir el destino de los pueblos libres del Perú, fue el de asumir el cargo de Protector, reu– niendo en su persona el poder político y militar. Algunos historia· dores han visto en ese acto el comienzo de una acción de San Martín encaminada a conseguir objetivos concretos, es decir al estableci. miento de instituciones que le eran favoritas, entre ellas, como fun– damental, el sistema monárquico. Sin embargo Paz Soldán expresa que San Martín no aspiraba a más que ser el Libertador de América XIII ..
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