Misiones peruanas 1820-1826: misión García del Río-Paroissien
Pero si bien es cierto que el hecho de haber asumido San Mar– tín el cargo de Protector del Perú había despertado inquietud y recelos entre los liberales, no obstante las declaraciones que hiciera acerca del desprendimiento y sinceridad de sus actos y de que dejaría esa alta función apenas se hallara asegurada la libertad del Perú, ma– yor motivo de queja y alarma hubo de ocasionar la dación del Es– tatuto Provisional, el 8 de octubre de 1821. En uno de los párrafos introductorios de este documento, San Martín expresaba: "mien– tras existan enemigos en el país y hasta que el pueblo farme las primeras nociones del gobierno de sí mismo, yo administraré el poder directivo, legislativo y ejecutivo; pero me abstendré de mezclarme jamás en el solemne ejercicio de las funciones judicia– rias, porque su independencia es la única y verdadera salvaguar– dia de la libertad del pueblo . .. ". En realidad el Estatuto vino a ser un esbozo de constitución política, en el cual fueron fijadas las garantías individuales, la forma de administrar justicia, la división política del Estado, y se establecía que los poderes legislativo y ejecutivo quedaban en manos del Protector. El Estatuto debía regir hasta la reunión del primer Congreso Constituyente, que sería el lla– mado a determinar la farma de gobierno y a dictar las leyes funda– mentales de la nación. El Estatuto Provisional, tildado por Lorente de "Código de la Dictadura", señalaba también que todas las órdenes del Protector debían ser comunicadas por medio de sus Ministros; y creaba al mismo tiempo el Consejo de Estado como órgano consultivo, com– puesto por doce miembros. La presencia en este Consejo de perso– najes pertenecientes a la nobleza -tres Condes y un Marqués- y la tendencia del mismo instrumento legal a farmas que no eran preci· samente republicanas ni democráticas, como por actos posteriores se llegó a confirmar, dieron nueva oportunidad para que el círculo de los próceres liberales se pronunciara en contra de esas disposi– ciones. A todo ello vino a sumarse la inercia o excesiva cautela con que San Martín actuaba en el orden militar, sobre todo al dejar que el general Canterac pasara cerca de Lima hacia los Castillos del Callao y se retirara sin ser acosado por las fuerzas patriotas que pudieron infligirle fuertes bajas. Esta actitud negó al extremo de que algunos viejos camaradas de armas, con quienes había ganado batallas, conspiraran para separarlo del mando, habiendo fracasado la confabulación sólo por haber sido revelada a tiempo. La creación de la Orden del Sol el mismo en que fue sancionado el Estatuto, para premiar a los ciudadanos virtuosos y recompensar a los hombres be· neméritos, y a la que pertenecían tres clases de miembros: fundado- XVI
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