Misiones peruanas 1820-1826: misión García del Río-Paroissien

res, beneméritos y asociados, con carácter hereditario, constituyó también indicio de las tendencias aristocráticas y monarquistas en marcha. El reconocimiento de los títulos nobiliarios con la simple variación de las denominaciones y algunos arreglos de los escudos de armas, y posteriormente la Sociedad Patriótica fundada con la apariencia de literaria, donde debían discutirse asuntos políticos, económicos y científicos, pero con el propósito solapado de inclinar la opinión pública al mismo sistema, colmaron la medida haciendo más intensa la reacción contra San Martín y Monteagudo. Todo de– mostraba a las claras los propósitos monárquicos, que repugnaban el sentir patriótico y liberal de los peruanos. En realidad el hombre que alentaba con todas sus energías el establecimiento de la monarquía en el Perú era Monteagudo. San Martín había dicho en el decreto que establecía el Protectorado que la experiencia de diez años de revolución en distintos puntos de América le habían hecho conocer los males que había ocasionado la convocatoria de congresos, cuando se encontraban aún los enemi.. gos de aquellos países. Es decir que no estaba por el régimen repu– blicano. Sin embargo quien confesaba abiertamente su inclinación hacia el sistema monárquico era Monteagudo; que, por otra parte, fue acumulando en su persona el odio de mucha gente por las me– didas arbitrarias y abusivas que tomaba como Ministro de Gobier– no, sin el menor escrúpulo y sólo en base a su gran influencia en el gobierno. Su labor se encaminaba además a minar el sentir demo– crático, a disminuirlo, y si hubiese sido posible a desterrarlo de fi– nitivamente. En El Pacificador recomendaba sin empacho alguno el sistema monárquico. Muchos le temían y todos contribuyeron a su caída, aprovechando la ausencia de San Martín, que había sali– do de la capital para su encuentro con el Libertador de Colombia. Expulsado del país, las ideas liberales pudieron circular con ímpe– tu arrollador, o como dice Lorente "con la violencia de las aguas represadas, a las que repentinamente se da salida; las doctrinas de– mocrátfcas se pusieron en boga, y la prensa, que antes no podía ha– blar sobre formas de gobierno sino inclinándose a la monarquía, se declaró por la república, con calurosa decisión." Monteagudo que había visitado las cortes europeas y regresado impresionado por el esplendor de las mismas, renegaba de los años en que había actuado como revolucionario en Buenos Aires, al lado de Arenales y de otros eminentes patriotas. Entonces se hallaba bajo la impresión del pacto social de Rousseau y de otros escritos de este corte que en esa época le parecían favorables aún al despotismo. Al llegar al Perú decía que sus ideas estaban marcadas con el sello de XVII

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