Misiones peruanas 1820-1826: misión García del Río-Paroissien

influjo inevitable de las antipatías locales, que un escolto capaz de hacer naufragar la causa de América". No fue así, había que bregar duramente y sin tregua unos años más. Los realistas, siem– pre con la esperanza de ser socorridos desde España, seguían mul– tiplicando sus esfuerzas para mantenerse en pie de guerra y amena– zaban constantemente a los patriotas poniéndolos en repetidas opor· tunidades en situaciones críticas de peligro. Había pues necesidad de mantener y acrecentar el ejército li– bertador y para ello era indispensable contar con los medios econó– micos y tranquilidad en el manejo de la administración y vida del Estado libre. De esa angustiosa situación surgió la idea de recurrir a algu– nas potencias económicas extranjeras y obtener de ellas, mediante préstamos, el dinero necesario para atender a los gastos públicos y al sostenimiento del ejército. Una de esas potencias que miraba con marcado interés la causa de la independencia de América era Ingla– terra y podía gestionarse ante ella un préstamo o los que fuere envian– do al efecto una Misión especial. Esta fue precisamente la integrada por Juan García del Río y Diego Paroissien. Quizás el objetivo funda· mental que éstos llevaron a Europa fue ese, conseguir el apoyo eco– nómico inglés; lo mismo que el reconocimiento de la independencia por parte de esta y de otras potencias. El asunto del Príncipe para ocupar el cargo de monarca en el Perú, no ocupó lugar preferente en las gestiones de los mencionados Enviados,· por lo menos esto se desprende de la documentación que se publica en este volumen, donde sólo se encuentran vagas referencias sobre el particular. En cambio la correspondencia sobre el préstamo y sobre las po– sibilidades del reconocimiento de la independencia es constante. El desarrollo industrial inglés y el comercio intenso y muy venta– joso con la India y los países de Europa, hizo de esa nación una potencia económica que en determinado momento necesitaba don– de invertir los grandes capitales que habia acumulado. Los capita– listas ingleses, por consiguiente, miraron hacia las nacientes repú– blicas de América. En un folleto de 207 páginas sobre el "Estado de la nación a principios de 1822", publicado en Londres en dicho año, que García del Río y Paroissien comentan en el oficio N? 22, al hacerse referencia a los asuntos exteriores se expresa clara– mente que la emancipación de América significaba para Inglaterra la apertura de un vasto mercado, sumamente ventajoso para el in– menso comercio. El Ministro inglés de Relaciones Exteriores dice textualmente que "no pueden ver con indiferencia la adquisición XXII

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