Misiones peruanas 1820-1826: misión García del Río-Paroissien

MlSION GARCIA DEL RIO · PAROISSIEN 345 lo al caso, consultando siempre las circunstancias y los intereses de ese Estado estamos prontos a cargarnos la responsabilidad y preparados para justificar ampliamente nuestro importe siempre que sea necesario. Mas no sería justo llamarnos a cuenta por lo que ha tenido su origen fuera de nosotros mismos, y perjudicado al empréstito; como son, los fatales efectos producidos por las du– das que suscitó la conducta del Gobierno de Colombia acerca de la validación de su empréstito los que causaron los reveses milita– res y los actos no esperados del Perú, y la posición en que nos colocaron los decretos del Soberano Congreso relativos a nosotros; y los que ocasionó la mala fé o la avaricia burlada de algunos individuos de esta plaza. Por lo que toca a la parte de nuestra conducta que ha sido espontánea, ya demostramos menudamente al Gobierno en oficios No. 47, 52 y 59 que no pudieron ser más arreglados a nue~tras ins– trucciones, ni más ventajosos los términos del empréstito contra– tado el 11 de Octubre de 1,822 con el Señor Tomás Kinder. El cotejo que hicimos de su precio y demás condiciones con los pre... cios y términos de los empréstitos de Colombia, Chile, España y Prusia, demostraba suficientemente lo ventajoso ·de nuestra opera– ción, sobre todo atendiendo a la situación poco estable del Perú, y con especialidad a la que presentaba después de la derrota de lea, de cuyo revés se tenía noticia en Londres al tiempo de la ne– gociación de nuestro préstamo. Y en cuanto a la elección del con– tratante, la experiencia ha acreditado su acierto, como que con di– ficultad había triunfado cualquier otra persona del modo que él lo ha hecho de todos los obstáculos y contratiempos, en las cir– cunstancias apuradas, en que se ha encontrado. Por lo que hace a las razones que nos decidieron a preferir el modo que adoptamos de poner a disposición del Gobierno el producto d 1 empréstito, las expusimos en nuestro oficio N? 60 que fué apoyado en demostraciones y cálculos que comprobaban ~ r aquel medio más ventajoso, más pronto y seguro que a la sazón se presentaba para lograr el objeto propuesto.= Subsecuentemen~ te anunciamos en oficio N? 68 la jnmediata partida del Señor don Roberto Proctor, encargado de solicitar de ese Gobierno la ratifi– cación de la contrata, y de girar contra el Señor don Tomás Kinder por valor de las cantidades que entregase al Señor Ministro de Hacienda; y también indicamos los requisitos que nos parecían indispensables para que las libranzas del Señor Proctor fuesen aprobadas, y pagadas por nosotros; pero sin que el Gobierno ha- 'ª tenido a bien hacer caso alguno de nuestras instrucciones.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx