Misiones peruanas 1820-1826: misión García del Río-Paroissien

346 MISION GARCIA DEL RIO - PAROISSIEN Finalmente en el mismo oficio N<:> 68 sometimos a la conside– ración del Gobierno las razones que nos hacían creer justo, por una parte, y prudente por otra, limitar a la 5uma de 700,000 Ls. la cantidad que el Señor Proctor podía girar contra el contratante.: A esto se reduce lo que ha sido espontáneo en nuestra con~ ducta sobre este negocio. Pasemos ahora a exponer lo que no ha dependido de nosotros, o lo que nos ha sido dictado por ocurren.. cias, en que no hemos tomado parte. Apenas se había contratado el empréstito del Perú, cuando ilegó a Londres una proclama del Vice presidente de la República de Colombia, fecha a 1<? de Junio de 1,822; que por los términos en que estaba concebida suscitó dudas acerca de la validación del préstamo de aquel Estado, afectó el crédito del de Chile, y el na– ciente del Perú. Participamos esta ocurrencia y sus efectos en ofi~ cio N<:> 57. Poco después un comerciante, llamado Mr. Horlgson embar– gó en el tribunal del Lord Mayor en Londres una parte de los fon– dos del empréstito, pretendiendo recobrar de este modo ciertas propiedades tomadas por los buques de la marina militar del Perú que bloqueaban los puertos intermedios, y condenadas en Lima por tribunal competente. Este suceso, de que instruimos al Gobierno en oficio N<:> 67 agregado al anterior, nos movió a aceptar la pro– puesta hecha por el contratante y los banqueros del empréstito, a diferir el 2<? pago que debían efectuar los suscriptores, hasta que se restableciese un poco la confianza en la lonja. La baja de todos los fondos públicos a principios de 1,823, a consecuencia de los temores que la reunión del Congreso de Ve– rona inspiró sobre la continuación de la paz en Europa, y el haber– se publicado en aquella época dos oficios del Señor Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia al Señor Zea, revocando los po– deres de éste, y llamándole allá, pusieron de peor aspecto a la bol– sa, y afectaron el crédito de los fondos americanos, en términos que los de Colombia, bajaron en el espacio de pocos días, de 96 a 62; los de Chile de 94 a 72, y los del Perú de 88 a 77. Esto, junto con lo indeciso de las operaciones militares de ese país nos obligó a conceder al contratante de nuestro empréstito la nueva prórroga de que hablamos en oficio N<:> 79; con tanto más fundamento cuan~ to que, en razón de lo crítico de las circunstancias y del estado de la opinión pública sobre toda especie de fondos, habían obtenido lo mismo con sus empréstitos respectivos de Nápoles y España lo5 primeros capitalistas, los señores Rothschild y Haldimand. Mas aquella prórroga estaba concedida en términos que no embarazen

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